4 DE NOVIEMBRE DE 2020 

 

 

 

 

 

Hermógenes Pérez de Arce


Que haya ganado el "Apruebo" con el 78 % de los votos significa, para los que conocemos la verdad de las cosas, que cuatro de cada cinco chilenos no la conocen. A los chilenos se les ha dicho grandes mentiras políticas y cuatro de cada cinco de los ciudadanos las han creído.

Quedó ello en evidencia ayer, miércoles 4, en cartas a "El Mercurio", cuando un "analista político" discrepó de un articulista alarmado por la violencia callejera, y le dijo: "Hoy para Sergio Muñoz sólo existe la violencia en un sector de la sociedad, deja de lado la violencia que significa que la Corte Suprema le rebaje la sanción económica a Ponce Lerou de 62 millones de dólares a sólo 3,3 millones de dólares o que el director del SII les aplique un perdonazo a las empresas Penta de más de 1.400 millones de pesos o la violencia policial que termina con un joven arrojado al río Mapocho".

Tres mentiras. No hubo generación de violencia en ninguno de los tres episodios.

El "caso Cascadas", sociedades de Julio Ponce Lerou, en realidad, fue una fabricación nacida de la codicia de Sebastián Piñera durante su primera presidencia. Él era dueño de acciones de las Cascadas y quería obligar al controlador de ellas, Ponce Lerou, a fusionarlas, lo que haría subir el precio de las que él tenía,  generándole una ganancia. "Una pasada". Entonces lo amenazó con una denuncia ante la Superintendencia, la cual finalmente preparó un economista vinculado a la firma en que mantenía su fideicomiso tuerto (porque ciego no era) y finalmente, dado que Ponce Lerou no cedió, la denuncia fue presentada. 

Lo más cierto que se dijo en todo el desarrollo de ese caso fue una frase del mismo Ponce Lerou, que se lo relató ampliamente a "El Mostrador": "Si Sebastián Piñera no hubiera tenido acciones de las Cascadas, no habría habido caso Cascadas". El entonces Presidente lo había seguido presionando y le había mandado recado, a través de diversos emisarios, de que si fusionaba las Cascadas "yo hablo con la Superintendencia". Incluso dijo esto en un Comité Político, uno de cuyos presentes lo relató a otra persona cándidamente, y trascendió. Pero Ponce no cedió. 

Otros como él, que compraron y vendieron acciones de las Cascadas, en algunos casos también fueron procesados y finalmente absueltos, porque les tocó una jueza que quiso comprobar si había un "esquema" delictivo y no lo encontró. Otros ni siquiera fueron investigados. El juez que procesó a Ponce, en cambio, sí dijo haberlo encontrado. Pero las sociedades de Piñera  también  compraron y vendieron voluminosos paquetes de las Cascadas en los mismos tiempos y no fueron investigadas. El 22 de mayo de 2008 una sociedad de Ponce Lerou les habría comprado el 4,03% de una de las Cascadas, en 27 millones de dólares, a precios superiores al de Bolsa, a Axxion, Bancard e Inversiones Santa Cecilia, sociedades de Piñera. Un abogado de Ponce Lerou le pidió al Superintendente confirmarlo, pero éste no le contestó. Esto está en mi blog del 26 de octubre de 2013, titulado "El País de Sebastián". 

Si hubieran sido operaciones bursátiles ilícitas, parte de un "esquema" ¿por qué no se procesó a Piñera? Yo pregunté eso en mi blog (cualquiera puede verlo) y la Secretaria General de Gobierno dijo entonces que era "una vileza".  

Todo eso, concedo, puede ser "violento", pero lo que no puede serlo ha sido que la Corte haya rebajado la multa a Ponce Lerou de 62 a 3,3 millones de dólares, por la sencilla razón de que éste último es el tope fijado por la ley a las multas. Aplicar la ley no puede constituir violencia.

Y en el caso Penta la rebaja correspondió a gastos y honorarios judiciales en que incurrieron esas empresas para defenderse. Si ante una querella contra sus controladores y ejecutivos por su desempeño como tales ellos se defienden con cargo a la empresa, se trata de un gasto y habrá debate acerca de si es deducible o no de la renta, pero ello no constituye un acto de violencia justificativa de que se saquee, destruya e incendie por doquier. Tal vez un "perdonazo", pero no violencia. 

Tampoco fue violento el carabinero que persiguió a un "primera línea", justamente para combatir la violencia y detenerlo por los desmanes. Él carabinero estaba luchando contra la violencia. El que huía era protagonista y generador de la misma y cayó de un puente huyendo del policía que quería detenerlo. Ahora ha sido convertido en "víctima", pero era un agresor. Y el carabinero, que estaba en el lugar de los hechos para impedir la violencia callejera y cumpliendo una peligrosa misión de bien público, ha pasado a ser víctima del sistema. Paradójico.

Las mentiras y la violencia van de la mano. Lo malo es que el 78 % cree las primeras, vota en consecuencia y con ello tiende a justificar la segunda, que en este momento es la mayor amenaza que sufre el país.

Fuente: http://blogdehermogenes.blogspot.com/

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