Gonzalo Ibáñez Santamaría
Fue en esa fecha que Pedro de Valdivia y su pequeña hueste de españoles decidieron asentarse en el valle del río Mapocho y fundar una ciudad: Santiago del Nuevo Extremo. Es el momento que nos recuerda el pincel maestro de Pedro Lira Rencoret. Fue el momento en que por otra parte esa pequeña hueste uniéndose a las poblaciones indígenas del lugar comenzaron a formar la raza chilena, orgullosamente mestiza desde el comienzo.
Fue entonces que se inició una historia ciclópea, la historia de la fundación y el primer desarrollo del estado chileno. Fueron los años de la fundación de ciudades desde Copiapó y Serena en el norte hasta Concepción por el sur. Así surgieron Talca, Chillán, Rancagua, San Felipe, Los Andes, Valparaíso como el puerto y tantas otras. La agricultura y también la minería comenzaron su trabajo para abastecer a la población local y construir una cultura de exportación.
Chile no es obra del azar, sino el fruto del esfuerzo de generaciones. Muchos años después, también en un 12 de febrero, pero de 1817, Chile dio un paso fundamental como fue el de la decisión de seguir su vida de manera independiente: la victoria de Chacabuco refrendada al año siguiente, el 12 de febrero de 1818, con la declaración formal de la independencia y la autonomía en relación a la corona española.
Hoy escuchamos voces que piden una refundación de Chile, como si el pasado no existiera. No saben los tales que si no hubiera existido esta historia de la cual ellos abominan, mal estarían en condiciones de pedir nada. Hoy es pues el momento de honrar nuestro pasado y la memoria de todos aquellos que, durante estos siglos, dedicaron sus mejores esfuerzos en este suelo para construir nuestra patria chilena; de asegurarles que también cumpliremos con nuestra tarea para preservar su obra y proyectarla al futuro.
Fuente: https://www.facebook.com/gonzaloibanezsm/
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