Columna Semanal:
En el último tiempo, siento con más frecuencia que mi capacidad de asombro se ve superada por la contingencia. He llegado a preguntarme si no soy yo el que, por efecto de un “hechizo maléfico” que algún contradictor me ha hecho, no entiendo lo que sucede o simplemente no comprendo la época en que estamos viviendo. (No descarto que esto último sea posible… me equivoco repetidamente).
Mi sorpresa se acrecienta cuando, en mis tertulias, compruebo que hasta los más cautos no ahorran calificativo para describir lo que están viendo o leyendo en los medios de comunicación.
“… un anciano General de 92 años, con alzhéimer y semi invalido es detenido y llevado a un penal en bata de levantarse”… “o el caso del Coronel de Carabineros de 86 años que fue ‘arrastrado´ -literalmente- a una celda en Punta Peuco…” ¿qué me dice profe… no es eso venganza y no justicia?
Después de un corto silencio que fue roto por epítetos irrepetibles… traté de poner “paños fríos” para mantener la altura de la conversación, pero la agitación de los ánimos me superó.
Uno de los contertulios, que normalmente es muy sensato en sus apreciaciones, no se contuvo y espetó: “esto mientras la Presidente… “celebraba” la aprobación de la ley que despenaliza el aborto, y cometía la sandez de decir… “este es un gran triunfo para las mujeres…”.
Todos nos preguntamos, ¿puede alguien en su sano juicio celebrar el que se apruebe que, en determinadas (y dudosas) causales, se pueda interrumpir la vida del que está por nacer? ¿Puede eso ser un gran triunfo para la mujer chilena?
No pasaron muchos comentarios y pronto caímos en el caso del SENAME. En pocas palabras… “una profunda crisis del sistema de protección a la infancia, de la cual resultan 1313 niños muertos, estando entregados a la custodia del Estado y simplemente… no pasa nada, nadie hace nada y nadie responde…”
Claramente los temas de la semana tenían un denominador común… la inconsistencia y la incongruencia del oficialismo y de sus adláteres, en materia de derechos humanos.
A la luz de los hechos comentados resulta evidente, hasta para el más cándido, que para la Presidente Bachelet, para su gobierno y para los políticos de izquierda… “ni el que está por nacer, ni los niños, ni los militares” califican en este tema.
Después de largas horas de tertulia mis parroquianos me demostraron que “no estaba poseído por virus alguno” y que no era sólo yo el que estaba atónito por lo que ocurría.
Llegamos a la terrible conclusión que nuestras autoridades eran presa de una extrema ideologización y que la sociedad política revelaba una tremenda irresponsabilidad, con lo cual desafiaban –temerariamente- factores claves de la vida y la convivencia nacional: el derecho a la vida que le asiste a todo ser humanos incluso al que está por nacer; la obligación del Estado de dotar a los niños en riesgo social de un sistema cuyo objetivo prioritario sea la defensa y resguardo de sus derechos, y; una irreflexiva actitud de venganza hacia los militares. Tres provocaciones que atentan contra la paz social, la sana convivencia y la dignidad de los militares.
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