Columna Semanal:

 

Es sabido que los taxistas son un buen barómetro de la realidad, excepto cuando nos toca uno que nos dice que sí a todo, nunca tienen opiniones contrarias y siempre está dispuestos a complacernos…“esta nublado…” ¡así es!; “yo creo que va a despejar”; ¡pienso lo mismo!; “jugaron mal”, ¡es cierto! “Pero tuvieron mala suerte”, ¡también es cierto!

Lo normal es el taxista comunicativo. Así fue como hace pocos días, al subirme a un taxi, el conductor “en un santiamén” se transformó en “opinologo”… ¡Yo no entiendo mucho de política -señor- pero al parecer… la cosa no está bien… la gente se queja de la delincuencia, además, todos andan muy odiosos e intolerables, no vaya uno a quedar un centímetro sobre un “paso de cebra” y le recuerdan a la mamá y a la familia completa!

Sin mucho rodeo llegamos a la bravata de la Presidente Bachelet -en relación a la idea de la oposición de modificar la ley que despenaliza el aborto-: "Las minorías no pueden cambiar la decisión de las mayorías“(sic).

Para mi locuaz taxista se trataba de una “tremenda parada de carro” de la Presidente a la oposición… Para mí era quizá lo más grave que había escuchado en el último tiempo, porque revelaba una peligrosa ignorancia de la primera autoridad sobre los conceptos de democracia, mayorías, minorías y derechos humanos… Tema difícil de argumentar en pocos minutos… pero “los tacos y el tráfico me dieron una mano”.

En sencillas palabra le explique a mi interlocutor que: “La democracia no es el gobierno de las mayorías sino el gobierno de todos... lo que implica el respeto a los derechos de las minorías”... puse énfasis en que el objetivo era lograr… “una sana, pacífica y tolerante convivencia orientada por valores como: el pluralismo, la justicia, el desarrollo, la paz social, la libertad, entre otros…”.

Don Manuel (a esas alturas ya sabía su nombre) me replicó… “estamos hablando de autoridades electas democráticamente”. Le interrumpí: “Amigo Manuel… un país que hace elecciones no es un país automáticamente democrático”… “No basta con decir que se es democrático, hay que serlo de verdad y tener una actitud de respeto a los derechos fundamentales de las personas… Cuba, Venezuela y tantos otros gobiernos de izquierda se dicen democráticos... ¿Y?

Después de un silencio reflexivo de ambos… quise remarcar que, también, son contrarios a una actitud democrática los “golpes de autoridad” que se dan por intereses políticos coyunturales… “no se olvide don Manuel que -´quien habla sin razonar, mucho lo ha de lamentar´- y eso es lo que le pasó a la Presidente en el caso del aborto; en el caso de la mina Dominga; en la salida del equipo económico y le está pasando con su persecución a los militares (el cierre de Punta Peuco). La democracia y los derechos humanos no son a medias, ni son sólo para unos pocos”.

Al llegar a mi destino habíamos concluido que: Ninguna decisión, aunque esté basada en la mayoría, será justa si no respeta los derechos humanos de todos y mucho menos si fomenta los privilegios y deseos de unos (las mayorías) a costa de la persecución de otros (las minorías).

Al despedirme, y mientras pagaba, agregue: “No se olvide don Manuel que… la Señora ahora es minoría (la respalda un 27%) y perfectamente podríamos -según sus dichos- decirle: ´si las minorías no pueden cambiar las decisiones de las mayorías´ entonces ¡Bye-Bye…! y ¡Hasta la vista Baby! pero seamos democráticos… ese gusto para noviembre!

 
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