Cristián Labbé Galilea


En estos días me ha sorprendido recibir cientos de mensajes alusivos a la Fiestas Patrias. Si bien gran parte alude a aspectos gastronómicos, como el “asadito y el terremoto”, debo reconocer que en todos… la bandera es el símbolo y la patria la homenajeada. También me ha sorprendido que nadie del oficialismo, de la izquierda ni de esa derecha negacionista, me haya enviado algún mensaje alusivo al “mes de la memoria y la democracia”, establecido por el gobierno para conmemorar estas fechas. Obvio, seguro no estoy en sus bases de datos.

Fuera de bromas, resulta impresentable que quienes nos gobiernan no renuncien a cambiar el sentido de estas fiestas para instalar un mensaje de división, odio y resentimiento, en circunstancias que el ambiente da cuenta que en el alma del ciudadano común los valores patrios están grabados a fuego; mil batallas, cientos de crisis, múltiples catástrofes, no han doblegado jamás… “al roto chileno”.

¿Sabrán estos imberbes gobernantes que la historia consigna miles de casos donde grupos mesiánicos, convencidos de poseer una moral superior, han fracasado en su intento por cambiar la historia de una nación y el carácter de un pueblo, para instalar en subsidio una ideologizada utopía?

Sin ir muy lejos, esta pluma recuerda a sus contertulios el libro “Susurros” (2017) de Orlando Figes, historiador británico cuya obra aborda uno de los períodos más oscuros de la historia rusa, la Unión Soviética, en el que nadie osaba hablar por riesgo de ser detenido. Sin embargo, surgió una sociedad de patriotas que, sin temor, “susurraban” sus deseos de ser libres; a través del “susurro” de ancianos, campesinos, padres e hijos, con extraordinario heroísmo, fidelidad y amor patrio, fueron capaces de mantener vivas las esperanzas de libertad.

Es cierto, no hemos llegado a esos extremos, pero no cabe duda que avanzamos en esa dirección, producto de la actitud pusilánime de políticos, empresarios, opinólogos y líderes de la Sociedad Civil, a quienes parece dejar indiferentes que el gobierno cambie el Mes de la Patria, por “el mes de la memoria y la democracia”, que el General Baquedano y el Soldado desconocido aun permanezcan “acuartelados”, que se instale en los colegios la Educación Sexual Integral (ESI), que se borre del escudo nacional “por la Razón o la Fuerza”…

A pesar de todo, esta pluma mantiene un patriótico optimismo al ver como la chilenidad se mantiene viva en esta “larga y angosta faja de tierra”, al ver tanta bandera en las RR. SS, al ver a los huasos y chinas cultivar las tradiciones patrias, al ver la gallardía de nuestros jóvenes soldados, al escuchar el mensaje esperanzador de las Iglesias en sus actos de Acción de Gracia…

En definitiva, son muchas las razones para sentirnos orgullosos de nuestra historia, pero también son muchas las razones que nos obligan a transformar ese largo “susurro” ruso, en un agudo “zumbido” que devuelva a nuestra Patria, la Libertad y la Democracia que heredamos de nuestros antepasados. VIVA CHILE.

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