Cristián Labbé Galilea


Terminaron las Fiestas Patrias y entramos de lleno a estar en “modo elecciones”. En menos de un mes debemos elegir alcaldes, concejales, gobernadores y consejeros regionales; los resultados además serán estratégicos en las elecciones presidenciales y parlamentarias del 2025. A pesar de lo que eso significa, se percibe en el ambiente un peligroso e irresponsable “sonambulismo político”, principalmente en sectores de la oposición.

Este sonambulismo da cuenta de un perverso letargo y abulia frente a los efectos que los resultados de octubre podrían tener en futuro del país. Es cierto que todos se quejan: “las cosas no van bien”, “el país está estancado”, “el gobierno es de una inoperancia supina” etc., etc., pero en los hechos pareciera que están “dormidos” y que sus lamentos no son más que “lágrimas de cocodrilos”.

Si tal actitud se percibe en el ciudadano común, ni qué decir del sonambulismo en que están sumidos los políticos de la Sociedad Libre y sus dirigencias (léase oposición). Desconectados de la realidad, están inmersos en sus propios mundos, incapaces de generar un relato seductor y una visión de futuro sugerente; menos aún, pueden encender “una chispa de pasión” para motivar a sus bases y lograr los cambios que nos lleven a ser lo que queremos ser.

En ese ambiente los candidatos, por su parte, hacen lo que pueden y optan por el camino del “mensaje inocuo”, ese que no responde a los problemas reales: “Gonzales, el mejor para Cachiyuyo”, “Pérez, lo que la comuna necesita”… Poco o nada dicen cómo van a enfrentar los problemas de educación, salud comunal, ordenamiento público, aseo, comercio ambulante y otros etcéteras.

Está claro que vivimos un momento crucial de nuestra historia. Hoy se necesitan personas valientes, comprometidas, pero por sobre todo, se necesitan personas que abandonen sus zonas de confort. Estando nuestro sector en las mejores condiciones de hacer un buen papel electoral en octubre, no podemos permitir que la izquierda venga a “robarle los huevos al águila”.

Con dicha metáfora, esta pluma busca hacer un llamado a la necesidad de movilizarnos para defender nuestras banderas de siempre: la libertad, la seguridad, la propiedad, el orden, el derecho… y para impedir que la izquierda aproveche muestra debilidad y falta de compromiso para infringirnos una derrota, en circunstancias que el 4S les hicimos saber lo que el país quiere y demanda.

Quejarse no cambia las cosas. Sólo con acción, responsabilidad y un enfoque positivo, podemos transformar la realidad que estamos viviendo en un futuro de bienestar y progreso para las nuevas generaciones.

¡Pongamos manos a la obra! No podemos esperar que las cosas cambien si seguimos en la misma actitud. Hoy se necesitan personas comprometidas… que abandonen sus zonas de confort, porque nadie más defenderá nuestras banderas, ni dará nuestras batallas. ¡Nadie va a hacer las cosas por ti!...  ¡Vamos que se puede!

.