Cristián Labbé Galilea
En la larga existencia del ser humano han concurrido circunstancias en que, nítidamente, en una misma persona convergen valores y principios que definen tanto a un hombre de bien como a un soldado ejemplar. Es el caso del Mayor General Bruno Siebert Held (QEPD) a quien hoy “los batallones del ayer” reciben, en correcta formación, para rendirle los honores a los que se ha hecho merecedor después de una larga vida de servicios a la Patria y a su querido Ejército.
Para quienes lamentamos su partida, es “el clarín del silencio” el que nos convoca a recogernos en nuestro dolor, y a resignarnos humildemente ante los designios de la Providencia.
Muchas páginas darán cuenta de una carrera militar exitosa y de una valorada actuación en el mundo político. Como militar, alcanzó las máximas distinciones y los más altos cargos: oficial de ingenieros; cursó estudios de Estado Mayor en nuestro país y en Alemania; comandó el Regimiento Arauco en Osorno; alcanzó el Generalato y desempeñó importantes cargos en el Gobierno Militar.
Serán muchos los testimonios y los ejemplos que darán cuenta de su integridad como persona, de su liderazgo, responsabilidad y sabiduría en su actuar militar y político. Don Bruno, como lo llamábamos quienes fuimos sus amigos, no sólo se hizo querer por sus subordinados, sino que también se hizo respetar por sus compañeros y superiores, incluso por sus más enconados adversarios políticos.
En la larga lista de virtudes que definen la vida del Mayor General Bruno Siebert Held (QEPD), destaca su inalterable lealtad a su institución y al país, especialmente marcada por el respeto a las tradiciones y valores que distinguen la trayectoria histórica del Ejército de Chile. Como Ministro de Estado, y luego como Senador electo por la Región de los Lagos (1990 - 1998), el General Siebert destacó por su contribución a crear las condiciones de seguridad, estabilidad, bienestar y progreso para sus compatriotas.
Lejos de intentar proporcionar información factual y de detalle sobre la vida del General Bruno Siebert Held (QEPD), estas líneas buscan convocar a las nuevas generaciones militares, civiles y políticas, para que asuman que servir a la patria es un deber de todos, no de unos pocos.
Finalmente, esta pluma siente el deber de honrar la memoria de quien nos ha dejado un legado de honor y valía que debemos recordar siempre quienes fuimos sus amigos y camaradas de armas, porque… ¡el hombre sólo muere cuando se le olvida!
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