Cristián Labbé Galilea


El absurdo duelo decretado por la muerte de Teillier, la curiosa sucesión de condenas a militares, y las abominables palabras del Presidente para referirse a la muerte de un General… son algunas de las señales que dan cuenta de la severa crispación que vive nuestro país y de la herida que afecta al alma nacional; esta situación preocupa especialmente si se piensa que estamos en el mes de la patria, circunstancia que debiera convocarnos a fortalecer aquello que nos une y no lo que nos divide.

A juicio de esta pluma, donde mejor se pueden visualizar los desvaríos que enfrenta nuestro país es en “el caso Frei”. Diría, en una apretada síntesis, que: estamos frente a un hecho sucedido hace al menos 40 años, largo periodo durante el cual inescrupulosas fuerzas políticas se conjuraron con una impúdica actitud familiar, para sostener y mantener latente la tesis que al expresidente Frei Montalva lo había asesinado el gobierno militar, con la complicidad culposa de un grupo de prestigiosos médicos que, a la sazón, eran de la absoluta confianza del entorno familiar y político.

Falsos testimonios, dudosos exámenes de laboratorios, sospechosas investigaciones forenses, traumáticas y reiteradas exhumaciones, sumados al concurso de jueces prevaricadores y una persistente campaña comunicacional, fueron dando forma a un armazón ideológico jurídico que terminó por permear a la opinión pública…

Sin embargo, con el tiempo ha quedado establecido que el caso Frei no fue más que una falacia inventada con propósitos políticos y con la intención de obtener “jugosas indemnizaciones”. Desenmascarado el ardid jurídico-político, ha quedado pendiente el irreparable daño ocasionado a un grupo de inocentes y honorables ciudadanos “condenados mediática y prematuramente”, con falsedades sin certezas jurídicas.

Establecido lo anterior, y al comprobar los denodados esfuerzo del gobierno por condenar lo ocurrido hace 50 años, es legítimo preguntarse: ¿cuántos casos hay, en materias de derechos humanos, que podrían asimilarse al caso Frei en cuanto a: ficciones jurídicas; fragilidad de las pruebas; eternización de los procesos; desigualdad ante la justicia…, todas materias comprobables jurídica y políticamente, pero que, como afectan “sólo a militares”, han sido invisibilizadas por carecer del respaldo político, jurídico y comunicacional?

Son muchas las preguntas que se pueden formular al respecto pero, para esta objetiva pluma, lo que no tiene explicación es que autoridades políticas, académicas, y gremiales -colegiadas o independientes-, no levanten la voz para denunciar que los militares son los únicos ciudadanos de este país que son juzgados por un sistema procesal que se abandonó por obsoleto, sesgado, injusto e inquisidor, muy distinto al que se aplica al resto de las personas.

Cierro estas líneas repitiendo lo que me señalo un visionario contertulio: _“definitivamente el Caso Frei es un ejemplo de la perseverancia de quienes buscaron la verdad y del coraje de jueces que dictaron sentencia sin dejarse presionar por aquellos que, al igual que los pueblos prehispánicos, sólo buscan sacrificar a inocentes en “el altar del odio” para servir a los dioses de un ideologismo vengativo.”

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