Cristián Labbé Galilea
En la vida de los hombres y de los Estados hay momentos decisivos. Es nuestro caso, hemos de elegir entre Aprobar o Rechazar un borrador de Constitución que se nos propone. Enfrentados a una disyuntiva como esa, es determinante entender que “el asunto” no se agota en una u otra opción, como la mayoría cree, sino en tener la capacidad de anticipar las implicancias del resultado que se obtenga, y actuar en consecuencia.
Siendo tan obvio lo dicho, da la impresión que los actores políticos (de todos los sectores) involucrados en el proceso no lo tienen así de claro, y continúan con acciones que no guardan relación con la amenaza… ¡Mientras más impreciso e inocuo se sea… mejor!
“Ya veremos… después del plebiscito haremos un gran pacto Constitucional que deje atrás el pasado” y … ¡Todos felices, mientras la izquierda les come las perdices!
La Sociedad Civil lo ha entendido, estos no son tiempo de tibiezas, tan claro como que analistas y augures… incluida esta pitonisa pluma, advierten el triunfo del Rechazo.
Categórica respuesta de una sociedad que reconoce su identidad, su “Carácter Nacional”, y que no está disponible para aventuras refundacionales de autoridades inexpertas cuya vida pública ha sido la lógica del conflicto, las consignas y las protestas… y que, además, son monitoreadas por rancias doctrinas y añejos dirigentes.
El Rechazo no es triunfo de ninguna estructura en particular… es el triunfo del sentido común: es la reacción del hombre sencillo, del huaso y del minero, del pije y del perejil, del empresario y del obrero, del intelectual y del campechano, ese que no es de izquierda ni de derecha sino simplemente un ciudadano común y corriente…. Son ellos los que han sacado la voz para decir que quieren: unidad, paz, seguridad, orden, tolerancia, progreso, bienestar y justicia…
El país está cansado de odio y violencia, de intolerancia y negacionismo; no quiere saber de plurinacionalidad, de autonomías, de refundaciones institucionales ni de nada que altere el carácter republicano que ha tenido el país desde hace 200 años…
Los políticos que representan a “la Sociedad de la Libertad”, sean amarillos, verdes, rosados o morados debieran tenerlo muy claro… ¿Cómo va a ser tan difícil que lo entiendan y que actúen en consecuencia… que dejen los personalismos, que se preocupen más de los problemas de la gente y no de la prensa, las RR.SS y las encuestas?
Qué duda cabe que, con el triunfo del Rechazo, las fuerzas políticas buscarán reorganizarse… unos volverán a sus orígenes, otros buscarán algún “pírrico” dividendo, etc., … ¡Craso error…!
Esta es la hora de actuar con convicción y decisión de hacer lo que se debe, y de atreverse a tomar riesgos, aunque el asunto sea difícil o delicado. De nada servirá que nuestros directivos políticos sigan tomando “el rábano por las hojas” con propuestas y soluciones cupulares… es la hora de “tomar al toro por las astas“ y no irse por las ramas. ¡Que así sea!
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