Cristián Labbé Galilea


Requerido por un campechano lector para aclarar qué había querido decir -en mi columna anterior- al comparar nuestra realidad con una “pesadilla kafkiana”, le expliqué que era una referencia a la situación que estábamos viviendo: paradójica, absurda, ilógica e irracional.

Cómo no va a ser kafkiano ver a parlamentarios de gobierno votar el proyecto del 10% alineados con la oposición; comprobar que ni el equipo politico ni el propio Presidente fueron capaces de alinear a sus huestes; escuchar al precandidato del sector y actual alcalde señalar que el proyecto del Presidente no le gustaba; ver a la diputada Jiles correr en el hemiciclo disfrazada de vampiro fucsia… ¡En pocas palabras, todo kafkiano!

Resulta inexplicable comprobar que a pesar de la vigencia de un estado de excepción y del toque de queda, el “terror” campea por doquier, y que las fuerzas armadas y carabineros no logran inhibir a los violentistas, entre otras cosas, porque están impedidos de actuar a pesar de estar frente a un terrorismo flagrante.

Kafkiano resulta también comprobar que, aun existiendo un “consensus sapientium” es decir, un consenso de todos “los expertos y los sabios”, de todas las tendencias y corrientes políticas, en torno a que el proyecto es a todas luces perjudicial para el ciudadano común, “los ilustres parlamentarios”, iluminados quizá por qué dioses, lo aprobaron igual, pues era… “políticamente correcto” ¡increíble!

Lo grave ahora es que se está construyendo otro consenso…. ¡esta situación no da para más!

La gran mayoría piensa que lo que está ocurriendo es de extrema gravedad. Al quedar el equipo politico del gobierno y el propio Presidente en entredicho, el país se encuentra en una situación de acefalia política, producto de la cual se tejen los más variados escenarios… unos más siniestros que otros, no faltando los indolentes de siempre que, en su natural “estado de sopor politico”, piensan que todo seguirá… sin grandes variaciones.

Lo cierto es que lo que se escucha con más frecuencia es… ¡después de esta situación nada bueno puede pasar! Los argumentos son variados, ausencia de liderazgos, falta de norte politico, crisis económica, descontento generalizado, perdida del estado de derecho, en síntesis: acefalia, desconcierto, desgobierno…

Cómo señaló un parroquiano, con algo de humor y mucha ironía… “nos está pasando lo que yo llamo el síndrome de San Denis… santo que, según una antigua leyenda, perdió la cabeza y no murió inmediatamente, sino que siguió caminando por un tiempo, con la cabeza en sus manos”.

Después de unas “tele sonrisas” vía Zoom, porque el tema no era para la risa, concluimos que esas cosas pasaban solo en la historia sagrada y que lo que estábamos viviendo era demasiado grave y complicado, que el país no podía seguir sin cabeza, que apremia que recupere su posición natural y enmiende el rumbo, porque sus verdugos no le van a reponer su cabeza y el país… no puede caminar acéfalo.

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