22 junio, 2024 

 

 

 

 

por Ramiro Navajas
Vicealmirante (r) - MA Defence Studies King´s College London


Puede que nuestros vecinos tengan más claro que nosotros mismos la cultura estratégica de Chile. Es cosa de ver cómo nos han desafiado Argentina, Perú y Bolivia en los últimos años.


El pensamiento estratégico no puede asociarse a un país, pues se refiere a la capacidad individual de los líderes y tomadores de decisiones políticas para observar, analizar, planificar, decidir y actuar acorde a los intereses nacionales, que buscan el beneficio colectivo de la nación. También implica poseer una habilidad suficientemente desarrollada para identificar y aprovechar las oportunidades y anticiparse, mediante acciones concretas, a la existencia de riesgos y amenazas.

Estamos de acuerdo que en nuestro país han escaseado en ciertos momentos, líderes que tengan un pensamiento estratégico suficientemente desarrollado para haberse anticipado y actuado ante situaciones como la que vivimos en la macrozona sur y norte, a la insurrección social del 2019, a los problemas limítrofes (especialmente con Argentina que habitualmente nos sorprende), a la llegada y acciones atroces del crimen organizado, etc.

Sin embargo, es justo mencionar la capacidad demostrada en la recuperación de las zonas afectadas por el terremoto y tsunami del 2010 y el manejo efectivo durante la pandemia por Covid-19. También se debe reconocer el esfuerzo realizado para la renovación de capacidades estratégicas que distintos gobiernos realizaron para enfrentar la demanda marítima planteada por Perú en la Haya.

Mirando desde arriba, como país tenemos que hacer un esfuerzo en formar líderes con pensamiento estratégico, cuyas competencias deben ir esculpiéndose en forma escalonada desde la educación básica hasta las universidades e institutos profesionales. El pensamiento estratégico se requiere en todos los niveles: Para gobernar el país, para desarrollar pymes y grandes empresas, para administrar hospitales, para el servicio público, en las FF.AA. y policías y, en general, en todas las actividades productivas, económicas y sociales.

Otra cosa es la Cultura Estratégica de un país, que está compuesta por los valores, creencias, tradiciones, comportamientos, decisiones políticas, estrategias nacionales y manejo histórico de las relaciones internacionales, entre otros aspectos. Abarca también la forma de implementar las estrategias nacionales, políticas públicas y hasta cómo los países enfrentan los conflictos y van a la guerra. Es justamente este concepto de cultura estratégica el que debemos comprender muy bien en nuestro caso y modificarlo para alcanzar nuestros objetivos de largo plazo y el ansiado desarrollo que buscamos como nación.

Puede que nuestros vecinos tengan más claro que nosotros mismos la cultura estratégica de Chile. Es cosa de ver cómo nos han desafiado Argentina, Perú y Bolivia en los últimos años, intentando modificar tratados que fueron firmados de común acuerdo como muestra de un punto final a distintas controversias y conflictos para alcanzar una paz definitiva y estable.

Lo revelado esta semana en relación con las instalaciones que Argentina construyó en territorio chileno y su intención de fondo de cuestionar la responsabilidad única de Chile sobre el control del Estrecho de Magallanes, es una muestra que nuestros vecinos probablemente tienen muy clara la forma en que respondería nuestro país. Es cosa de escuchar las explicaciones del embajador argentino y las declaraciones de nuestro canciller.  Si bien el llamado realizado por el Presidente a las autoridades argentinas tuvo un efecto positivo y rápido para desmontar los paneles solares, nada se dijo en relación con que el único país que tiene soberanía sobre el estrecho de Magallanes es Chile y no como lo intenta establecer Argentina mediante una idea de control compartido en su Política de Defensa.

En este sentido, la actitud de nuestro gobierno no es muy distinta a la demostrada en 1994 cuando tuvimos que ceder nuestro territorio en la Laguna del Desierto o cuando el 2014 el gobierno celebraba un resultado que no beneficiaba para nada a Chile frente a la demanda del Perú.

Sería extenso definir la Cultura estratégica de Chile con claridad, pero cuando pensamos en cómo enfrentamos las crisis de seguridad interna y externa pareciera haber un patrón más bien pasivo, poco proactivo e improvisador. Sin embargo, cuando enfrentamos conflictos que nos ponen en peligro actuamos con fuerza, determinación y coraje, dispuestos a luchar hasta las últimas consecuencias.

Todo indica que, habitualmente, tenemos debilidades para manejar las crisis y fortalezas para enfrentar los conflictos. Es en esa zona tibia de nuestra cultura estratégica, entre crisis y conflicto, donde nos han maniobrado siempre nuestros vecinos argentinos. Es en esa misma zona tibia que se nos ha instalado el crimen organizado, el conflicto en la macrozona sur y la crisis migratoria en la frontera norte.

La gran pregunta es si se puede o no modificar la cultura estratégica. Pienso que sí, aunque es un proceso lento. De hecho, la nuestra, en mi opinión, ha sido hábilmente modificada por un sector político en las últimas décadas. Asimismo, la primera propuesta constitucional fracasada el año 2022, hubiera impactado a la larga nuestra cultura estratégica.

Volviendo entonces al pensamiento estratégico de nuestros líderes, si lográramos como país mejorarlo e incorporarlo en todos los niveles de acuerdo con lo ya dicho, podríamos modificar positivamente nuestra cultura estratégica, especialmente en la zona tibia (entre crisis y conflicto). Esto llevaría a que nuestros vecinos no dudarían en cumplir con los tratados firmados y la palabra empeñada hacia las autoridades chilenas. El crimen organizado y los inmigrantes ilegales pensarían dos veces antes de venir a cometer delitos en nuestro territorio, porque se encontrarían con un Estado firme y resuelto a hacer bien su trabajo, de acuerdo con el pacto social suscrito con sus ciudadanos que esperan seguridad a cambio de la libertad y recursos que le entregan.

Fuente: https://ellibero.cl/tribuna/mas-que-pensamiento-estrategico-lo-que-requiere-nuestro-pais-es-entender-su-cultura-estrategica-y-modificarla/

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