20 septiembre 2020 

 

 

 

 

 

Tomas Bradanovic


 

El fiasco de "Vamos chilenos"

Ocurrió un interesante episodio con "Vamos chilenos", un especie de teletón para los viejos, organizada por Mario Kreutzberger en ayuda de mucha gente anciana que han quedado abandonados con toda esta locura de los confinamientos. Es interesante porque creo que marca el desplome de la televisión abierta en Chile. Lo veo como como la caída del Muro de Berlin, donde un sistema que se venía descomponiendo desde hace tiempo revienta en un solo evento.

Claro que tal como la caída del muro no hizo desaparecer al comunismo, el fiasco de "Vamos chilenos" tampoco hará desaparecer la televisión abierta, pero le ha enterrado una estaca en el corazón, ya no volverá a ser la misma. Aparte del asunto político involucrado en el fracaso, donde varios "rostros" de izquierda aprovecharon la oportunidad para hacer propaganda al plebiscito que viene, creo que hay un asunto estructural en lo que pasó. 

Ahora por qué hablo de fracaso, bueno, resulta que se estimaba recaudar unos 30 mil millones de pesos (unos 37.5 millones de dólares, si la neurona no me falla) y en realidad se recaudaron menos de 17 mil, de los cuales 7 mil -o sea un 41%- fueron donaciones de las grandes empresas. En las teletones tradicionales, el aporte de las empresas rara vez pasaba del 20% y la gran mayoría de lo recaudado era de personas comunes y corrientes. El año pasado la Teleton recaudó -contra todo pronóstico- más de 34 mil millones.

El grueso de lo recaudado por la Teletón era cientos de miles, tal vez millones, de pequeñas donaciones y eso fue lo que falló esta vez. Se podría pensar que los grandes problemas económicos, alta cesantia y todo eso fueron la causa, y no niego que deben haber tenido impacto, pero en ningún caso es la explicación de lo ocurrido, esta vez no hubo ni una fracción del entusiasmo popular acostumbrado, pese a que la causa era igual de noble y justificada.

Yo estoy convencido que la verdadera explicación de este fiasco fue el desprestigio en que ha caído la televisión abierta, que venía desde hace mucho tiempo, pero se ha acelerado a partir de octubre de 2019, cuando empezó la violencia callejera.

Una rápida historia de la tele

Tuve la suerte de conocer la televisión abierta en Chile desde su nacimiento. Vi maravillado los partidos del Mundial de 1962, los clásicos universitarios y pagaba por ir a sentarme en el living de un vecino adinerado, que instaló bancas donde veíamos tele con la boca abierta, todos los días. 

Los años setenta disfruté de los programas de "almuerzos" con Mirella Latorre, Isabel Allende, Celedon, Silva, Bravo Menadier y muchas otras grandes figuras. Programas de humor como "La Manivela" que eran casi obras de teatro y también programas políticos como "A Esta Hora se Improvisa". Grandes series extranjeras como "El Fugitivo", "Los Invasores", "Batman", "Viaje a las Estrellas", "La Isla de Gilligan", en fin, me canso de nombrarlas.

En los ochentas y hasta mediados de los noventas fue la época de oro para la televisión abierta, con programa del tipo "Kukulina Show" o "Viva el Lunes" que recaudaban cantidades fantásticas de plata y tenían producción y presupuestos enormes, fue el momento de máximo esplendor del show business criollo, cuando Chile crecía a tasas sobre el 7% año tras año.

Con la crisis asiática en 1997, parece que ese modelo se empezó a agotar. Pero unos diez años antes, el minúsculo canal de la Universidad de Chile y a partir de 1990 otro canal pequeñísimo "La Red" empezaron a innovar en formatos y rostros. Creo que en ambos casos estuvo la mano de Sergio Melnick. Estos canales se convirtieron en semilleros de las nuevas figuras y formatos que reemplazarían a los grandes show más adelante.

Fueron unos diez años en que programas como Extra Jóvenes, Domicilio Conocido,  y varios más donde se formaron los que serían estelares en poco tiempo: Camiroaga, Salozni, Conserva, Comparini, Villegas, Alcaino y muchos otros. Ese formato de bajo presupuesto pasó a los canales grandes con rostros nuevos, lo que dio oxígeno a la televisión abierta durante algunos años.

La decadencia debe haber empezado el año 2000, más o menos, cuando se agotaron los esquemas de estos programas potenciados. Entonce empieza la era de la chabacanería. Fueron los años donde creció la "farándula" y el formato de "reality show", importado, que dejo al descubierto el miserable mundo principalmente  de nuestra clase media y medio baja, ambiciosos de "llegar" como fuera, especialmente en los más jóvenes. Todo se fue haciendo cada vez más patético a partir de esos años y un buen ejemplo de eso fue como evolucionó el programa de Kike Morandé, es una radiografía de la degradación de nuestra televisión abierta.

Finalmente desembarcaron los matinales, primero con abuso de la farándula, copiando a la televisión argentina y cuando la gente se hastió de eso llegaron los políticos cesantes, los periodistas cesantes -parejas de políticos normalmente- alcaldes y toda clase de gente, cual de todas más miserable humanamente hablando. 

Cuando pensábamos que con la farándula se había tocado fondo, el hijo de Lavin se casó con Kathy Barriga, todo un símbolo de este nuevo engendro de la farándula política. Era lo único que nos faltaba.

Durante el segundo gobierno de Bachelet se acelera el copamiento de la televisión abierta con gente ligada a la izquierda, animadores y periodistas -que ahora son indistinguibles- mucho más audaces que antes, ya no se avergüenzan de hacer proselitismo abiertamente, sin ningún recato como si el medio fuese de su propiedad. 

Eso ha creado un desprestigio enorme de los "rostros", que arrastran sus pequeñas claques de aplaudidores, pero perdieron toda la credibilidad, porque todos saben por que y para quienes trabajan. La actual falta de interés, crisis de sintonía y credibilidad de la televisión abierta tiene su origen en este desprestigio personal de los "rostros" y la chabacanería incontrolada de los programas.

Kreutzberger y la Teleton

Sábados Gigantes, el programa de Mario Kreutzberger ("don Francisco") cruzó por casi todas estas etapas, entre 1962 y 1992 (30 años) se transmitió por Canal 13 en Chile, entre 1987 y 2015 por la red gigante Univisión de Miami, un total de 53 años en pantalla, que lo convierten en el programa más largo y de los más exitosos en la historia de la televisión. Un programa que fue de menos a más, desde un inicio artesanal y chabacano fue mejorando en todos los sentidos hasta alcanzar un alto nivel de producción y popularidad. Es decir, evolucionó de manera exactamente contraria a la televisión abierta en Chile.

En 1978, basado en el programa de Jerry Lewis en Estados Unidos, Mario Kreuzberger, "don Francisco" apadrina a la Sociedad de Ayuda al Niño Lisiado y organiza la primera Teleton en Chile, desde el principio tuvo un éxito espectacular al motivar a gran parte del país a hacer donaciones, particulares e industrias. Desde su inicio fue un enorme riesgo, porque se fijaban altas "metas" de antemano, que han sido excedidas casi todos los años en las 41 oportunidades que se ha realizado, hasta 2019. Esto incrementó el prestigio de Kreutzberger de manera enorme pero también le valió algunos enemigos, por resentimientos, envidia, enemistad política y cosas así.

Yo le tengo una enorme admiración y respeto a Mario Kreutzberger como figura pública y como persona, nunca he visto un indicio de aprovechamiento personal en su actividad filantrópica y creo que tiene ideas claras y muy sensatas. Ni hablar de su talento, es la figura más genial que hemos tenido en un medio de darwinismo inverso que eleva a los mediocres, pero creo que esta vez se equivocó.

Cual fue la falla

Las primeras teletones fueron un éxito porque los rostros de la televisión eran respetados, hasta el año 2000 más o menos, cualquier figura de televisión, especialmente los periodistas, podían tener sus ideas políticas, pero eran extremadamente cautos y respetuosos al hablar sobre eso en cámara. 

Todo el mundo sabía que Camiroaga tenía simpatía por la Concertación, que Santis o Vivado eran de derecha, pero como jamás abusaron de su posición para hacer proselitismo, tenían el respeto de moros y cristianos. Eso se empezó a perder justo con la llegada de la chabacanería y el resultado se pudo ver esta vez con la mínima participación de la gente. Creo que mucho más que la crisis fue el desprecio lo que explica el fracaso.

Don Francisco no se dio cuenta de este cambio y se tiró el salto igual, pensando que la tele podía movilizar millones tal como lo hacía en los ochentas. La Teleton no ha decaído porque conserva su prestigio por inercia, son más de 40 ediciones y para la gente ya es costumbre donar. 

Pero los idiotas que aparecieron haciendo proselitismo político le hicieron un daño no solo a esta campaña sino a las futuras teletones. Creo que fue una fuerte y clara señal del derrumbe de la televisión abierta y su crisis de reputación, que probablemente es irrecuperable.

Fuente: https://bradanovic.blogspot.com/2020/09/un-derrumbe-de-la-television-abierta.html

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