Osvaldo Rivera Riffo
Presidente
Fundación Voz Nacional


Seguimos mirando con interés el fenómeno político que está ocurriendo en el más grande país de américa latina y el quinto en población mundial, con 215.975 millones de habitantes.

Todos los pronósticos aseguraban, a pesar de los avances económicos del Presidente Bolsonaro, que bajaría su votación y que Lula sería electo en primera vuelta con un 14% de diferencia. La realidad ha sido distinta, estableciéndose una brecha de solo 5 puntos porcentuales entre ambas opciones políticas y todo indica, según los analistas, que el resultado del balotaje es incierto.

Aquí es donde ahora podemos observar el travestismo del que echa mano la izquierda cada vez que se ve en apuros políticos: Renuncia descaradamente a sus concepciones ideológicas y cambia el discurso. Este es el libreto programado y puesto en práctica en Chile con el adolescente candidato del Frente Amplio y hoy presidente, lo imitó Petro en Colombia y ahora sigue el mismo manual Lula en Brasil.

Se le oye decir que escuchó al pueblo y por tanto su intransigente lucha ideológica que lo llevó junto a Chávez a formar el grupo de Sao Pablo y expandir la revolución bolivariana en américa latina fue un hecho del pasado que ahora hay que mirar al centro político y dar la sensación de ser moderado y políticamente correcto. Pareciera que mentir sigue siendo la palabra bíblica enseñada por Lenin. Aquí, hoy se dice que no se “puede ir más rápido que el pueblo” y con ello se intenta tergiversar el veredicto del soberano, para cumplir con sus propósitos.

Lo increíble es que los pueblos están condenados, por su falta de comprensión intelectiva y pesan sobre ellos más las imágenes trabajadas meticulosamente para mentir que las concepciones profundas de una sociedad que históricamente ha luchado por su libertad.

Los medios afines son verdaderas cajas de resonancia del discurso izquierdista comprometido con el engaño al pueblo. Lo vimos recientemente en la entrevista que tolerancia 0 le hizo a la distinguida diputada española representante del PP, Cayetana Álvarez de Toledo, a quien sin ninguna rigurosidad y carentes de toda objetividad periodística se le intentó confundir con falsedades disfrazadas de análisis periodístico.

Ella dio una lección de calidad política, de convencimiento profundo de los valores trascendentes de la persona humana propios de la cultura occidental y dejó boquiabiertos a este conjunto de inacabados, por su franqueza y claridad conceptual.

Por eso es increíble que los pueblos se olviden de los llamados estridentes a romper con el orden establecido, con la corrupción llevada hasta el desiderátum que significó la destitución de la sucesora de Lula, quien a su vez estuvo preso por los mismos delitos y la justicia lo liberó, no por las causas en su contra sino por fallas procedimentales. Argumentos discutibles, ya que se ha visto que la estructura institucional brasileña ha quedado permeada por los intereses de la izquierda en todo orden de cosas y le han hecho la vida imposible al gobernante actual, que desea producir un cambio profundo y limpiar la estructura del Estado.

¿Cuáles han sido los logros del gobierno de Bolsonaro?:

Reducción drástica de la violencia, Brasil rompió récords históricos en reducción de homicidios y la tasa más baja de violencia, cumpliendo plenamente con el plan de gobierno que lo llevó a la presidencia.

La cadena O’Globo, principal opositora al gobierno tuvo que reconocer el amplio logro en seguridad ciudadana alcanzado en estos últimos años. Cuando Bolsonaro asumió el cargo el 1 de Enero d 2019, Brasil sufría un periodo prolongado de crisis económica, que se profundizó con la pandemia el 2020 al experimentar una caída el PIB sin precedentes y caer en recesión. De acuerdo al Banco Mundial esa caída del PIB llegó al 4,1 %. En los últimos meses, sin embargo, Brasil ha visto una paulatina recuperación de su economía y así lo manifestó el Presidente Bolsonaro ante la ONU, indicando que tanto la inflación como la pobreza y el desempleo están en caída, agregando que el país está en plena recuperación.

Pero los pueblos son inconscientes, pesan más las imágenes que los resultados y vuelven a tropezar con la misma piedra intentando satisfacer sus emociones, carentes de contenido sustantivo que los proyecten a un futuro seguro.

En Chile no ha ocurrido nada distinto, perdieron el plebiscito y se rechazó con ello el programa de gobierno pero los políticos de izquierda liderados por el Partido Comunista, eje del gobierno, intentan desconocer el resultado con el resuelto auspicio y apoyo de la centro derecha vacía y torpe, llena de oportunistas mediocres en toda la extensión de la palabra bajo el lema “que todo cambie para que todo siga igual “

Es decir ella, la élite política, apoderándose del poder por sécula seculórum.

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