Osvaldo Rivera Riffo
Presidente
Fundación Voz Nacional
El cisne, una hermosa ave de elegante y distinguido plumaje con varias características distintivas. Es el ave acuática más grande, monógama, migratoria, de plumaje blanco. Los hay de cuello negro y también en un sector de Australia completamente negros.
Pues bien, en torno a dicho color se ha creado una teoría de los sucesos llamada el cisne negro. Una circunstancia sorpresiva para el espectador y de gran impacto socio económico, como también político.
Fue desarrollada por el filósofo libanés Nassin Taleb y ejemplos de “cisnes negros” para mejor comprender de lo que estamos hablando serían: el inicio de la Primera Guerra Mundial, la gripe de 1918, los atentados del 11 de Septiembre del 2001, como a su vez la pandemia que nos ha azotado.
Veamos cómo se ha descrito el problema del cisne negro:
1.-El desproporcionado papel de alto impacto, difícil de predecir, y los sucesos extraños que están fuera del ámbito de las expectativas normales de la historia, la ciencia, las finanzas y la tecnología
2.-La no computabilidad de la probabilidad de los sucesos raros consecuenciales utilizando métodos científicos (debido a la naturaleza misma de las probabilidades pequeñas)
3.-Los sesgos psicológicos que hacen a las personas individual y colectivamente ciegas a la incertidumbre e inconscientes al rol masivo del suceso extraño en los asuntos históricos.
A diferencia del problema filosófico del tema, la teoría del cisne negro se refiere solo a los sucesos inesperados de gran magnitud, así como a sus consecuencias y su papel dominante en la historia. Estos hechos, considerados atípicos extremos, colectivamente juegan roles mucho más grandes y trascendentes que los sucesos regulares.
Hechas estas consideraciones, sin duda lo que está ocurriendo en Chile con todas las implicancias de los actores involucrados en lo político y sus sesgos psicológicos que impactan a la mayoría del pueblo ciego y desinformado, nos lleva a pensar en la teoría del cisne negro atravesando un difícil camino que nos conduce a un mar de incertidumbre.
Alguien podría decir faltó agudeza política, pero no solo agudeza. Faltó inteligencia como estructura eficiente y eficaz del Estado para al menos tener una evaluación de las características del fenómeno social que se estaba incubando. La historia demostrará la verdad, ya que se sospecha que al menos más de una institución armada advirtió al gobierno de la época lo que podría ocurrir y dicho informe fue ignorado.
Hoy en la desesperación los mismos políticos que firmaron el mal habido acuerdo del 15 de noviembre ahora se empeñan en tergiversar la historia de los acontecimientos y procuran, usando malamente las armas del poder, cambiar las normas y acuerdos, saltarse el estado de derecho y presentar al país ciego e ignorante, un anteproyecto constitucional que disfraza el mamarracho escrito por la convención constitucional a plebiscitar el 4 de septiembre. Es una vergüenza como se burlan del pueblo que sin duda esta vez les mostrará que “la gatita está capada” de las ambiciones de poder que persiguen y así los castigará sin posibilidad de reproducirse.
Claudio Hohmann en un artículo en el Líbero sostenía hace un tiempo “Pero digámoslo sin remilgos: el 14 de octubre del 2019 habríamos adjudicado una probabilidad social de nula, a una revuelta social del tipo que experimentó el país días después. Nadie en su sano juicio habría pronosticado la inimaginable magnitud de los daños que luego se causaron, y menos todavía el extendido clima de desconfianza, inseguridad y temor que hemos experimentado, con decenas de compatriotas heridos y fallecidos, una economía en recesión enfrentada a un serio desafío macroeconómico. Ni el más malpensado pudo concebir una debacle de tales características que en cosa de semanas ha asomado sus peores contornos en la mayoría de los hogares chilenos.”
Pues bien, nos guste o no, por responsabilidad de los políticos hemos criado a nuestro propio cisne negro y hoy nos enfrentamos al desafío de enfrentarlo. O aceptamos la imposición de un esquema cargado de odio y revancha o rechazamos la propuesta para encontrar el verdadero nido de la paz y tranquilidad que necesitamos para avanzar y desarrollarnos sin cortapisas ideológicas, que solo sirven para otorgar poder a los que siempre han engañado al pueblo… a mí y a usted, sin duda alguna.
Qué falta hace que aparezca un cisne blanco, despliegue sus alas y llame a su enorme bandada de cisnes chilenos a cubrir el cielo de la patria con la verdad amarrada a los colores de nuestro emblema. Atractiva metáfora para indicar que nos faltan líderes de estatura moral, creíbles y honestos. Pero no me cabe duda que ese estandarte se clavará en el corazón de miles de chilenos que diremos Rechazo, formando un muro infranqueable que parará a los arrogantes que bajo el manto de su ignorancia pretenden convertirnos en esclavos, que queman la casa de la República y que pretenden que no se vea el humo.
Lo vivido en los años anteriores dejó claro que la clase política, de la línea que sea, ha abusado de la fe pública y hoy por hoy no hay encuesta que no diga que es la más desprestigiada de Chile, teniendo sólo un 3% de respeto ciudadano. Pero a pesar de ello han tergiversado el mandato popular y han diseñado un esquema que les permita cualquiera sea la opción ganadora hacerse del poder.
Desde lo alto del más allá, O’Higgins, Portales, Prat o Balmaceda gritan vergüenza. La clase política de nuestro país debe ser cambiada, desalojada de los curules del poder y pagar con el rótulo de la traición su engaño a Chile y su pueblo.
No puede quedar la historia sin el juicio a los traidores de nuestra identidad, a los traidores de nuestra soberanía, a los traidores de nuestros más caros valores
Es hora compatriotas de sacar fuerzas de flaqueza y sin miedo enfrentar al peor enemigo que tenemos, los políticos del signo que sean; a ese cisne negro que acecha sin escrúpulos.
Así salvaremos Chile, su pueblo y su historia. Rechazo significa NO a los políticos del signo que sean. Son ellos y nadie más que ellos los que han conducido al cadalso la voluntad de un pueblo heroico.
Miren la historia y canten con el corazón henchido la gloriosa canción de Yungay:
Cantemos la gloria
Del triunfo marcial
Que el Pueblo Chileno
Obtuvo en Yungay
Del rápido Santa
Pisando la arena
La hueste chilena
Se avanza a la lid
Ligera la planta
Serena la frente
Pretende impaciente
Triunfar o morir
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