Osvaldo Rivera Riffo
Presidente Fundación Voz Nacional


"No me atemorizan ni los gritos sediciosos, ni las amenazas. Desprecio hoy la muerte como la he despreciado en los campos de batalla. No puedo ni debo seguir esta discusión iniciada en la forma que ha tomado. Si queréis discutir seriamente la situación del país, y buscar el remedio que conviene adoptar, designad a algunos individuos respetables con quienes pueda seguir tratando tan graves asuntos.“
Bernardo O'Higgins


En nuestra historia hemos tenido de todo el surtido de personajes que pueda darse de acuerdo a la naturaleza humana.

Grandes héroes, grandes estadistas, destacados políticos y gobernantes, artistas sobresalientes por su talento y búsqueda de la belleza. Pero por sobre todo, un roto chileno que supo valorar el honor y la gloria en la defensa de nuestra identidad y soberanía nacional.

También, sin duda, ha habido mequetrefes que han dado que hablar y que han causado un daño enorme a nuestra institucionalidad, a nuestro estado de derecho y a nuestros valores trascendentes.

Ahí salen a la vista los políticos de mala muerte, adoradores de la traición, el odio y la desvergüenza. Individuos que con sus acciones han despertado las más bajas pasiones expandiendo ese olor nauseabundo de la cultura de la muerte. Faltarían páginas para nombrarlos a todos sin distingo. Pero están a diario en la vitrina del matadero de la Patria donde pueden apuntarlos con dedo acusador.

No puedo menos que no referirme a otro grupo de chilenos. Aquellos que en el pasado reciente no dudaron en recoger el clamor de un pueblo desarmado físicamente, pero con el honor de la dignidad de la persona muy en alto y con la voluntad de ayudar a reconstruir la Patria como de verdad hicieron. Civiles jóvenes que entregaron sus mejores años a servir a Chile.

Había sin duda un conductor y un líder, como en todas las gestas históricas por las que hemos sido reconocidos universalmente. Las Fuerzas Armadas en su gran acción no estuvieron solas.

Hoy algunos se quejan del pago de Chile a los héroes del 73 y reconozco que tienen razón y no justifico la pasividad con la que se ha actuado, pero pregunto ¿cuándo ha sido distinto en nuestra historia? Hemos cultivado un mito y como tal: falso. Hemos vivido bajo el manto de la hipocresía y del olvido conveniente.

¿Qué pasó con O'Higgins? ¿Qué pasó con Portales? ¿Qué pasó con Carmela Carvajal? ¿Qué pasó con Ramón Vinay, con Rayén Quitral?

¿Qué pasa con nuestra historia?

¿Qué pasó con muchos hombres y mujeres de bien que dieron honor y gloria a Chile, cuya enumeración sería larga para ésta columna y que murieron solos y abandonados a su suerte?

Hoy miramos con horror como un símbolo sagrado de nuestra historia será sacado de su pedestal y pisoteada la tumba del soldado desconocido. Este último, un lugar de honor presente en todos los países agradecidos de la grandeza de su historia.

Bastó la orden del gobernante ejecutada por un consejo y amparada por el ministerio de la "cultura" para borrar el símbolo de su lugar de emplazamiento y en su “cosística” manera de pensar, creer que solucionaba un problema de orden público 

Fuera de la realidad completamente, no sólo el gobernante y sus cercanos asesores quienes también enfrentarán un juicio histórico no menor.

Que hace el Ministro de Defensa que días pasados colocó una ofrenda floral de desagravio. El estado de derecho se defiende con las armas que otorga la constitución y por quienes juraron respetarla.

Ministro, con todo lo que lo respeto: ¡renuncie!, no es posible que un Consejo sobrepase su voluntad y su ejemplo, por muchas instrucciones que recibiera. Ahora, si lo han hecho por su propia cuenta merecen la cárcel por atentar contra la patria.

Estas conductas ciudadanas que burlan la historia por mezquinos intereses políticos no sólo son repudiables en forma y fondo, además se inscriben en la historia de la misma forma como pasó Kerensky.

¡Desgraciado país! Se ha perdido todo cuanto se ha trabajado por su mejoramiento"
Diego Portales 

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