EXTRA !!!

No dejaremos pasar nada

 

 

 

 

 

Osvaldo Rivera Riffo
Presidente Fundación Voz Nacional


Había pensado no contestar la carta del cura de San Felipe, el Obispo Gonzalo Bravo. Sin embargo el contenido de la misma hace necesaria una respuesta clara y precisa, ya que el mencionado sacerdote entró con sus opiniones en un campo ideológico que por su misión no tiene derecho a abordar.

Su carta a un medio de comunicación escrita fue titulada "El arte está de luto". Ya en ésta expresión antojadiza y torpe hay una clara manifestación ideológica. El llama arte a todo aquello que pueda realizar el ser humano, muy en concordancia con Duchamp que colocó un urinario en una exposición para desnaturalizar el sentido estético y romper con las normas del talento y la creatividad artística, imperantes por varios siglos y avaladas por los fundamentos más preclaros de la filosofía desde los tiempos helénicos hasta el siglo XX y sólo puestos en entredicho por el posmodernismo filosófico, plataforma rupturista de las corrientes de izquierda.

El mencionado sacerdote, en un juego demoníaco de palabras, intenta hacer creer que hay un problema social y para ello no duda en mentir sin tregua, faltando con ello al alma misma de su ministerio que es ser representante de Cristo y proclamar la verdad.

Su currículo reza que fue Decano de la Facultad Eclesiástica de Teología de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, con lo cual deduzco que estudió filosofía y teología, pero al parecer tiene serios problemas para relacionar ideas y conceptos, por tanto me daré el trabajo de recordarle lo siguiente:

San Agustín, el filósofo y teólogo mas citado por los estudiosos de ésta disciplina en los últimos 15 siglos de la historia de la inteligencia humana, nos dice: "Quien conoce la verdad, y quien la conoce, conoce la eternidad. Oh verdad eterna, oh verdadera caridad. Oh cara eternidad. Vos sois mi Dios; a Vos de día y de noche suspiro".

Demás está decirle que el proceso dialéctico expresado por San Agustín es una experiencia fundadora en la evolución filosófica y religiosa del Santo y en ella hay una abstracción y separación de lo corpóreo y visible y de lo espiritual donde refulge una luz intima de conversión a Dios, verdad primera y original.

También es mi interés recordarle lo dicho en el Concilio Vaticano II en Lumen Gentium:

"Pero con mucha frecuencia los hombres, engañados por el Maligno, se envilecieron con sus fantasías y trocaron la verdad de Dios en mentira, sirviendo a la criatura más bien que al Creador (cf. Rm 1, 21 y 25), o, viviendo y muriendo sin Dios en este mundo, se exponen a la desesperación extrema.".

Sorprende que su magisterio envilezca el alma nacional sólo explicable por lo que indica la cita anterior. El demonio es el padre de la mentira.

Pero a mayor abundamiento y a propósito de sus alevosos olvidos, le refresco la memoria con la cita bíblica que enseña lo siguiente en el versículo según San Juan 8:31-32:

"Entonces Jesús decía a los judíos que habían creído en Él: «Si ustedes permanecen en Mi palabra, verdaderamente son Mis discípulos; y conocerán la verdad, y la verdad los hará libre"

Nadie será libre si su palabra y sus actos están dictados por el demonio y Ud., como pastor, está condenando a su rebaño a la muerte espiritual.

Ya que Ud. quiere transitar por el camino trazado por la izquierda que tanto daño le ha causado a la Iglesia Católica Apostólica y Romana, institución señera en el cuidadoso celo de nuestra cultura occidental y que personas como Ud. han permitido que en los últimos 50 años se infiltrara para ser destruida desde dentro. Así fue el intento por imponer la teología de la liberación felizmente condenada por San Juan Pablo II y Benedicto XVI, aunque su mandante de hoy la reivindicara traicionando los valores de respeto y obediencia a sus predecesores.

Finalmente como Ud. ha sobrepasado los límites de su competencia al hablar de justicia, le recuerdo que la justicia chilena en una resolución de un tribunal superior emitió un dictamen en el que manifiesta que hay evidencias claras de legítima defensa, principio consagrado en nuestra legislación.

Si, la misma justicia que hace algunos años, exactamente en Julio del 2008, sentenció a través de la Sala Penal de la Corte Suprema a cuatro años de pena remitida al sacerdote José Luis Artiagoitía, conocido como el cura Jolo por el delito de falso testimonio. Caso inédito en la historia de la Iglesia: por mentir.

No siga sus pasos, señor obispo, ya que no sólo falta a su misión, falta al principio pilar central de la Iglesia Católica: la verdad re-velada.

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