Osvaldo Rivera Riffo
Presidente Fundación Voz Nacional


La pandemia ha causado un grave deterioro en la salud mental y física de miles de personas en el mundo. Sus vínculos sociales y sus modos de vida se han visto terriblemente alterados. Hemos vivido por meses tras los muros carcelarios de nuestros propios hogares, sin que todavía exista una respuesta científica y nos preparamos para la segunda oleada de un virus que arrasa con la libertad en todas sus formas de expresión.

En Chile a esta compleja enfermedad se suma otra que ya venía atacando duramente a la sociedad chilena en todos sus estratos. La capacidad de asombro y reacción de un pueblo entero a sido adormecida. La mentira y el odio, la frustración y la ambición fueron carcomiendo las entrañas de nuestra convivencia. Se asesina a diario. Se destruye a diario. Se ofende por redes sociales a diario. Se condena sin previo juicio por los medios de comunicación a diario. Se sacan y ponen ministros casi todos los meses por el solo imperio del poder político de un grupo de malhechores que han confundido su función legisladora con la  de inquisidores de los que no piensan como ellos.

La enfermedad ha contagiado a gran parte de la ciudadanía quienes parados en su ignorancia han comprado falsos principios de brillo efímero a cambio de verdades a veces opacas pero duraderas.

Esta enfermedad terrible que nos aqueja como pueblo solo la puedo expresar mediante las frases magistralmente dichas por un actor comediante Jesús Quinteros quien con la elocuencia de un profeta describe la terrible pandemia que se ha hecho cargo de nuestra realidad.

"Siempre ha habido analfabetos pero la incultura y la ignorancia siempre se habían vivido como una vergüenza.

Nunca como ahora la gente había presumido de no haber leído un solo libro en su desastrosa vida. De no importarle nada lo que pudiese tener un leve olor a cultura o que exija una inteligencia algo superior a la de un primate.

Los analfabetos de hoy son los peores, porque en la mayoría de los casos han tenido acceso a la educación Saben leer y escribir pero no ejercen.

Cada día son más y cada día el mercado los cuida más y piensa más en ellos.

La televisión se hace cada vez más a su medida. Las parrillas de los diversos canales compiten cada día más en ofrecer programas pensados para una gente que no lee que no entiende, que pasa de la cultura, aunque sea con los crímenes más brutales o con los más sucios trapos de la vida diaria.

El mundo entero se está creando a la medida de esta nueva mayoría: todo es superficial, frívolo, elemental, primario, para que ellos puedan entenderlo y digerirlo.

Esos son socialmente la nueva clase dominante, aunque siempre será la clase dominada, precisamente por su analfabetismo y su incultura ,la que impone su falta de gusto y sus morbosas reglas.

Y así nos va a los que no nos conformamos con tan poco, a los que aspiramos a un poco más de profundidad"

Cuanta claridad en la descripción del síndrome que nos afecta.

¡Entonces!!! No cree que ha llegado el momento de una acción profiláctica profunda y erradicar el patógeno que tanto daño ha causado a esta sociedad. La ponzoña política que ha creado gérmenes de destrucción, de odio, de individualismo, de ambiciones desmedidas, de intolerancia y de muerte.

Limpiemos nuestras almas y abramos la mente a nuevos tiempos .El renacer de una época de talentos, de inteligencia de conocimientos, de armonía y paz, tiene que llegar, pero es condición sine qua non, erradicar de raíz la casta política y sanear con aires nuevos nuestra convivencia nacional.

¡No cree Ud. que ya es hora! Analice el resultado del experimento sanitario que realizó Chile y su pueblo el 25 de octubre y obtendrá la medicina.

Organícese y cómprela. Habrá, sin duda, grandes y buenas farmacias que le entregarán con claridad la receta, forma y modo de tomarse el purgante...y fuera todos los políticos.

Recuerde que Ud. es una persona inteligente, no se deje llevar por la frivolidad imperante y las consignas de los analfabetos e incultos que nos dirigen.

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