Osvaldo Rivera Riffo
Presidente Fundación Voz Nacional.


En mi opinión, hay una solución que tiene que ver con la democracia, porque los gobiernos democráticos están sujetos a la voluntad del pueblo. Entonces, si la gente lo desea, puede crear instituciones internacionales a través de los estados democráticos.
George Soros


He leído con mucha atención una información que aparece publicada en un medio asociado a la cadena periodística Copesa; sin embargo, ésta no aparece como titular destacado en el medio principal, algo que podría ser interpretado con cierta suspicacia.

Veamos de qué se trata:

Durante todos estos meses se ha incubado la idea que el país está paralizado económicamente; pero no nos hemos detenido a pensar que los realmente golpeados, que los afectados económicamente han sido fundamentalmente pymes, principal motor de la economía y generador de empleos. Sin embargo, en una simple mirada, podemos apreciar que ciertos mercados en manos de grandes transnacionales, incluso se han visto favorecidas.

La situación de las pymes es consecuencia de un largo debilitamiento del mercado local, producto de acciones políticamente equivocadas. Así, las Pyme no gozan de los beneficios de una Gran Empresa, y no pueden competir en ninguno de los sentidos; entonces sólo les queda ajustarse, en la medida de lo posible, a las condiciones del mercado y de lo que fijan los más grandes, por ello no pasan de vivir el día a día, teniendo una fortaleza financiera de algodón. En contrario, en la administración pública el criterio sigue siendo la creación de puestos inútiles, para pagar favores políticos y se continúa el llamado a concurso para completar servicios a nivel nacional y regional, sin mover un ápice los sueldos del sector, el mejor pagado del país, en comparación al mundo privado donde son sustantivamente más bajos.

El parlamento, por su parte, hace de las suyas presionando y co-gobernando para aumentar el gasto social sin considerar las eventuales consecuencias futuras. No se percibe un intento de fortalecer al mercado nacional, ni tampoco de industrializar sectores estratégicos con un plan de desarrollo futuro que nos permita recuperar “ciertas” soberanías y la posibilidad de ser un “tanto” más autosuficientes, en la medida de lo posible y lo razonable.

Aquí viene lo curioso, y en cierto sentido paradojal, el medio al que me refiero informa del fuerte incremento del ingreso de capitales extranjeros al país en cifras impensables en momentos de crisis institucional, social y económica. Según cifras provisorias informadas por el Banco Central y recopiladas por InvestChile, el flujo de inversión extranjera directa, entre enero y junio de este año, alcanzó US$ 9.801 millones. En este contexto, los ingresos provenientes de afuera significaron un crecimiento del 53% respecto al mismo periodo del 2019, cuando la IED llegó a los US$6.391 millones. “Es una buena noticia que en medio de la pandemia que afecta al mundo, la inversión extranjera en nuestro país no solo sea resiliente, sino que siga creciendo. Más inversión extranjera se traduce en la permanencia de proyectos en Chile, en el desarrollo de nuevas iniciativas y especialmente importante, en más empleo, que es justo lo que los chilenos necesitan y que nos ayudará a la recuperación de la economía”, comentó el director (s) de InvestChile, Juan Araya, según consigna el medio informativo que cito. Agregó, además, que: "Estas cifras significan que no solo están llegando nuevas empresas extranjeras a Chile, sino que además las que ya están instaladas en nuestro país se están reinvirtiendo". También destaca, "que el componente más importante del flujo de IED para el primer semestre fueron las participaciones en el capital con un registro de US$4.725 millones, la cifra más alta de toda la serie histórica"

Todo lo anterior está muy bien desde el punto de vista técnico-financiero; pero suena disonante con la situación de crisis institucional e incertidumbre política y con el relato de los catastrofistas menos informados que han señalado que dada la situación País, desde el Gobierno de Bachelet, la economía se ha visto debilitada por disminución de la inversión extranjera, cosa que no se condice con los datos.

Aquí es donde debemos detenernos a pensar: ¿quiénes son estos inversionistas? ¿qué vínculos con grandes multinacionales tienen? ¿son las multinacionales ya conocidas que invierten en los países en crisis, justamente para intervenir y hacerse con el poder político? Situación esta última que ha sido analizada en varias columnas y artículos anteriores, señalando como el economicismo se ha apoderado del poder político.

Así queda demostrado, una vez más y sin mayor análisis, la estrategia del globalismo mundial. Invertir en países en crisis para que, una vez destruidos política y socialmente, el nuevo planteamiento tenga los recursos necesarios para imponer el nuevo orden en manos de las multinacionales.

¿Por qué si ha ocurrido en otras latitudes no puede ser de la misma forma en Chile? Hoy sabemos que somos el laboratorio experimental elegido en América latina por el globalismo mundial cuyas instituciones internacionales (ONU, PNUD, Banco Mundial, OMS y ahora el BID, entre otras) desarrollan su descarada intervención en concomitancia con el gobierno y los políticos para luego exportarlo a toda América e incluso a Estados Unidos.

El haber elegido en dos oportunidades a un empresario rico comprometido con el globalismo, símbolo de una derecha tecnocrática, pero muy amigo de la moral de izquierda que, sin embargo, se autodefine como liberal, hace pensar que las variables que hasta ahora muchos predican y denuncian como el origen de la crisis en Chile no son tales, sino que éstas están radicadas en la acción económica y el caos social es una manifestación íntimamente vinculada con ello. Si bien es cierto, tal como expresan los tecnócratas, la acción económica traería beneficios en el corto y mediano plazo, el precio que pagará Chile con esta asonada multinacional será la pérdida de su identidad y soberanía, con ello y en última instancia, su libertad.

No es motivo de alegría esta noticia. Es de gran preocupación por las consecuencias que tiene para el futuro y debe hacernos pensar que el complot internacional es más grande de lo que pensamos. El mercado no puede seguir funcionando en base a la especulación y a la miseria del alma humana. Para esto voy a afirmar mi observación en la siguiente cita tan válida ayer como hoy:

“Cuando veas la sangre correr por las Calles, es tiempo de comprar propiedades" Esta frase que el Barón de Rothschild pronunció y llevó a la práctica, en 1757, ante los acontecimientos que se avecinaban después de la batalla de Waterloo, le procuró grandes ganancias, invertidas en propiedades.

“No confíe usted en aquellos que han encontrado ya la verdad; confíe solamente en quienes siguen buscándola” “Si en el mercado hay más tontos que papel, la bolsa sube. Si hay más papel que tontos, la bolsa baja” “Lo que en la Bolsa saben todos, no me interesa”
Barón de Rothschild.

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