Osvaldo Rivera Riffo
Director Fundación Voz Nacional


El que nunca ha aprendido a obedecer no puede ser un buen comandante
(Aristóteles)


 

Seguro que se sorprenderán de los términos empleados en el título de la columna, pero es la misma  sorpresa que me causaron a mí, al escucharlos de boca de un político que prácticamente todas las mañanas desarrolla su show en programas matinales de la televisión chilena.

Los matinales del absurdo donde con el fin de ganar puntos en el ránking de las encuestas se llega al paroxismo de la locura conceptual: “rascas y poco escueleados”. Seguramente la política en cuestión quiso decir, ordinarios e ignorantes prefiriendo hacer uso de dos términos vulgares para ser "chora". La fatuidad no tiene límites.

Ante semejantes ejemplos de altura conceptual y tratando de contribuir al desalojo definitivo de estos especímenes haré un esfuerzo más, para expresar la verdadera necesidad que Chile tiene.

Esta preocupación  no es otra que la necesidad del nacimiento de nuevos liderazgos.  Voz Nacional a través de sus distintos columnistas ha puesto el acento en esta necesidad que Chile reclama con urgencia.

El desprestigio de la clase política, como queda reflejado en el lenguaje empleado, tanto como la incapacidad de los partidos políticos de refrendar sistemáticamente la razón filosófica para la cual fueron fundados, han permitido que se desaten en el país asociaciones de oportunistas, que llevados casi por una motivación anarquista intentan poner la ruta que nuestra sociedad debe seguir. Por otro lado, la acción subversiva desatada (Región de la Araucanía, Región del Bío-Bío, Región de los Lagos) marca indefectiblemente un proceso de agitación política a la cual toda la clase dirigente, mira de reojo sin emitir opinión ni condena y lo que es peor impidiendo que las fuerzas de orden impongan la autoridad para justificar el intento de desmantelamiento de nuestra constitución en un llamado a plebiscito bajo presión y coerción.

Por eso cada vez más se hacen necesarios  líderes que se conviertan en actores cruciales, que expliquen tanto el deterioro de la democracia, como el aumento de su déficit y la intensión de transformación plebiscitaria y populista, sin la  profundización republicana necesaria.

Para ir articulando las ideas aquí planteadas he recogido de distintos  articulistas que han escrito sobre el tema argumentos  y entre ellos destaco a Nueva Sociedad, en su número 248 como también de otras publicaciones y autores, que han abordado esta necesidad tan cruda y dolorosa para Chile, pero que cruza, solo con excepciones, el espectro internacional.

Entonces para una mejor comprensión de la necesidad  que planteamos, partamos por lo básico:

"Líder, es su definición en sí misma, aquel que a través de los tiempos y en cualquier disciplina ha sabido guiar a un grupo hacia la victoria.

La filosofía del líder, debe ser sin duda la de conocer y compartir las formas de alcanzar tan ansiada victoria. No califiquemos esa victoria como el éxito sobre un tercero, el líder siempre sabe, en el fondo, que la victoria es el valor  que hace crecer espiritualmente a quienes lo siguen y que a través de éste, el individuo ha vencido sobre sus limitaciones iniciales. El oponente, el rival, la competencia; un pretexto".

En realidad, el líder es en sí la figura más valiosa de la baraja pues con su energía y consejo sabrá sacar las mejores actitudes y aptitudes de cualquiera que les rodee. En muchas ocasiones confundimos líder con triunfador. El liderazgo no tiene por qué depender de los resultados solamente, el triunfador sí. De esta forma, el líder sabrá disfrutar de la derrota casi tanto como de las alegrías pues es en las derrotas cuanto más necesaria será su cercanía. Con todo, no debemos obsesionarnos en encontrar líderes donde no los hay. No se trata de una profecía de la que dependa el mundo.

Evitemos así encumbrar falsos líderes y enemigos con piel de cordero pues caer una y otra vez en el desánimo nos nubla la capacidad de seguir a aquellos que a diario nos iluminan con su energía.

Sin embargo a la vista de lo que ocurre a diario, nos hemos damos cuenta que los políticos que común y equivocadamente se nos presentan como líderes, sobresalen básicamente porque tiene escasa preparación intelectual y un alta capacidad de improvisación, cuando no de engaño. Por ello una de las características que más se destacan es el egoísmo de estos supuestos líderes, que han convertido a la política en una «feria de vanidades» y a su vez en muchos de ellos sobresalen como características resonantes el autoritarismo y el individualismo.

Hoy, prácticamente, el espectro político donde se suelen confundir los "líderes está teñido por temas sensibles a la opinión pública: la violencia política y la corrupción.

La política está mediada por la violencia y se ha transformado en una facilidad y un hábito recurrir a ella verbal o físicamente, con el fin de resolver conflictos políticos y sociales. Nuestra reciente historia nos muestra con creces como la política ejercida por los políticos de izquierda se enseñoreó con la violencia, no sólo apoyando sus expresiones, sino participando activamente de ella y por esa vía intentando imponerse como líderes del descontento social. Consideración tan falsa como los orígenes de su pensamiento ideológico. En este contexto los partidos políticos han perdido relevancia, capacidad de aglutinamiento y centralidad en el juego de poder. Han renunciado a su marco valórico y a lo que les dio razón de ser, transformándose en un negocio en el cual importa la suma de votos y no quien o quienes los represente. De ahí sobresale la mediocridad y pobreza intelectual a la que me refiero, que hoy se ve en el Congreso y que sin importarles mayormente se aprovechan  para sobresalir los más “avispados”, hablando de cualquier disparate apenas ven un micrófono frente a ellos o corriendo a cuánto show de televisión, diurno, vespertino, nocturno o de trasnoche para poder poner su huevito de liderazgo e influir en las decisiones de sus consabidos partidos. Por “rascas” que sean los programas, lo importante es estar. Algunos, en el sumo de su impudicia, se han tomado los partidos mediante testaferros, poco “escueleados”, que les cuidan sus intereses. Sin embargo la mayoría hace esfuerzos inútiles en el liderazgo, ya que la maquinaria está fuera de su esfera de acción.

Los políticos chilenos forman parte de un engranaje donde los verdaderos “capos” no están en el parlamento ni en la dirigencia Todos sabemos que muchos están digitalizados por intereses fácticos nacionales o internacionales, cuya ideología abarca conceptos de profunda peligrosidad para nuestro ordenamiento social y económico y estos políticos actuales no son más que peones en un juego de ajedrez dirigido y jugado por otros. Por eso su rol más característico lo ven a diario en los sesudos programa de la televisión abierta llamados matinales, ahí es donde la función pública se asocia y camufla como especie en extinción, con todo tipo de charlatanes para sobrevivir adquiriendo sin complejos la misma característica, con la diferencia que fueron elegidos por voto popular para trabajar por las comunas, distritos o regiones que representan y no como payasos de un espectáculo de mala muerte.

Así descrito el panorama debemos ir destacando hombres y mujeres con fuerte capacidad intelectual, con sólidos principios y arraigados valores culturales. Que no teman a la adversidad y que no caigan en el juego espurio de transar creencias e ideales. De ellos se espera la fuerte defensa de nuestra identidad nacional, del respeto a nuestra historia, a nuestros héroes, a nuestra libre determinación como pueblo. De ellos se espera dignidad para la función pública y respeto por el orden constitucional  y el estado de derecho. De ellos se espera una mirada constructiva del futuro, cimentada en lo que se ha construido como nación: una sola, libre e integrada pero adecuándola a los cambios propios que el desarrollo y la tecnología ofrecen para una mejor calidad de vida. Y teniendo como norte que siempre, siempre, nuestro valor sagrado es el respeto al ser humano desde su concepción hasta su muerte.

Estamos ciertos que sabremos ofrecer a Chile esos liderazgos que tanto reclama. Ya han comenzado su trabajo en columnas, programas de you-tuber y redes sociales. Todos sin distingo abrazan las ideas de un Chile unido y Rechazan con fuerza el intento plebiscitario impuesto por el caos manejado por la izquierda bajo todas sus expresiones de organización.

Apóyenlos y síganlos, es la esperanza que la gran mayoría tiene. Un grupo de personas de inteligencia privilegiada y de una valentía necesaria para decir lo que se piensa y defender lo que se cree. Así estamos trabajando por Chile.

"Un líder es mejor cuando la gente apenas sabe que existe, cuando su trabajo esté hecho y su meta cumplida ellos dirán: Lo hicimos nosotros"…

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