15 DE JULIO DE 2019

 

 

Muchos se mostraron críticos del coronel Julio Castañer por su intervención en "Mentiras Verdaderas" de La Red, porque lo encontraron "blando", frente a la inmensidad del abuso de que es víctima. Pero él ha logrado algo que ninguno de los Militares Perseguidos Políticos ha conseguido hasta ahora: presentar la verdad de su caso a la opinión pública en un medio masivo.
 
El proceso por los quemadores quemados sería el más escandaloso de todos los que ha incoado la Dictadura Judicial de Izquierda que impera en el país, con la coautoría y completa complicidad de Piñera, por supuesto, (dedicado últimamente a instalar monumentos históricos de homenaje a la guerrilla extremista del '73), si no existiera otro proceso todavía más vergonzoso y también prohijado por Piñera: el caso Frei.
 
Castañer fue completamente ajeno al desenlace sufrido por los quemadores quemados, Rodrigo Rojas y Carmen Gloria Quintana, pero lo han condenado a diez años de presidio que pronto debe entrar a cumplir. Lo importante es que ha logrado probar públicamente su inocencia en los hechos, con lo cual el descrédito del ministro Carroza, que le impuso la pena, ha caído al más bajo nivel, porque no sólo ha quedado en evidencia que ha prevaricado al pasar por sobre la cosa juzgada y la prescripción, sino también por haber contravenido la verdad de los hechos: como ha probado el coronel (r) Cristián Slater, Carmen Gloria Quintana declaró que la había rociado con combustible un militar con uniforme de camuflaje y cara pintada... y Castañer ha probado que ese día vestía de civil, sin pintura en la cara y estaba a veinte metros de distancia de los hechos.
 
Jeannette Reyes de Castañer ha conducido, en las redes sociales, la defensa de su marido con una tenacidad y un coraje que ya se quisieran los hombres chilenos y ha allegado pruebas documentales que por sí solas quitan toda base al argumento fundamental del ministro Carroza para reabrir una causa que estaba cerrada: ha probado que el único conscripto (entre los que participaron en los hechos) que, 29 años después de sus declaraciones de 1986, se ha contradicho y cambiado su versión, merodeó en 2015 a políticos DC y de izquierda y tiene antecedentes psiquiátricos que le restan credibilidad.
 
La actuación contra legem del ministro Carroza ha sido de una gran crueldad con personas modestas y que viven de su trabajo, como los conscriptos envueltos en el caso en 1986, que han sido sometidos a prisión por él y algunos de los cuales han perdido sus ocupaciones, siendo gente de escasos recursos. Pero entre ellos ha destacado Leonardo Riquelme Alarcón, que en este ilegal proceso reveló voluntariamente algo que nadie sabía: que fue él quien, en el episodio de 1986, cuando los quemadores de buses y personas fueron sorprendidos portando elementos altamente combustibles, de manera casual tropezó con un recipiente, quebrándolo y provocando las llamas que quemaron a ambos extremistas. Ese solo testimonio exculpa adicionalmente al coronel Castañer.
 
El coraje y honestidad de Riquelme Alarcón me llevaron a proclamarlo "chileno del año" en 2017 y concitaron la admiración de un grupo de patriotas que hasta hoy colabora en su defensa contra la persecución judicial ilícita que está sufriendo. Habla bien del pueblo chileno que, de más de una docena de conscriptos del año 86, sólo dos hayan caído, 29 años después, en la tentación de contradecir su testimonio de entonces, por móviles que sólo cabe conjeturar. Y de ambos, sólo uno inculpa al coronel Castañer.
 
El caso de éste revela que vivimos en un país en que quienes dicen la verdad van a la cárcel, lo mismo que quienes velan por el orden público impidiendo que transeúntes inocentes sean quemados; y, en cambio, quienes consuman actos terroristas son indemnizados, premiados y hasta objeto de homenajes públicos y monumentos nacionales.
 
Una dictadura judicial desnaturalizada y un gobierno coautor de su prevaricación y que rinde culto a los contravalores sociales no pueden durar. El coraje del matrimonio Castañer en defensa de los verdaderos valores establece un antes y un después en este Chile de desnaturalización de la historia, la verdad y la justicia.
 
 
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