sábado, 22 de julio de 2017
Le felicito, usted está leyendo el único medio de comunicación en el país –este blog-- que ha dicho una verdad política importante: que si dos más dos son cuatro, el candidato presidencial Sebastián Piñera no se va a poder inscribir como tal para la elección de noviembre ni participar en ella. Antes expliqué que Giorgio Martelli ha sido condenado a cuatro años de presidio remitido por recolectar $363 millones, con facturas falsas, para financiar la precampaña de Michelle Bachelet; y que los senadores Jorge Pizarro y Fulvio Rossi están siendo formalizados por recaudar de SQM $45 millones cada uno mediante facturas falsas para sus respectivas campañas. Entonces, si dos más dos son cuatro, Sebastián Piñera, que recaudó $366 millones de SQM y otras sociedades mediante facturas falsas, para su campaña, deberá ser formalizado a su turno. Y como ese delito, según se vio en el caso de Martelli, merece pena de cuatro años remitidos, es decir, “aflictiva” (lo es la mayor a tres años y un día), se suspenderá su derecho a sufragio y con ello perderá un requisito para ser Presidente de la República, el de tener derecho a sufragio. Por tanto, el Servel no admitirá su inscripción como candidato al cargo.
Claro, en la justicia chilena dos más dos frecuentemente no son cuatro: Teillier confesó públicamente que ordenó matar a varios y quedó libre por prescripción, pero cualquier militar que ordenó matar, incluso mucho antes que él, ha ido preso y no tiene derecho a prescripción.
Pero resulta que el mismo individuo que, si dos más dos son cuatro, no va a poder inscribirse como candidato, tiene una impresionante “cara de palo” y actúa como si ya estuviera inscrito y en campaña: ha convocado, según leí en “El Mercurio” del jueves, a “los cuatro centros de estudio ligados a ChileVamos”: el Instituto Libertad y Desarrollo, la Fundación Jaime Guzmán, el Instituto Libertad y Res Pública. Del último no puedo decir nada porque no sé nada. Del Instituto Libertad sé que es de RN y por tanto, habiendo sido Piñera proclamado por RN, tampoco tengo nada qué decir. Pero de la Fundación Jaime Guzmán sí, porque, salvo que sea un alcance de nombre, el Jaime Guzmán que yo conocí consideraba a Sebastián Piñera un político “pernicioso”, según el término que empleó para conminarme a ser candidato a senador por Santiago Oriente e impedir el triunfo de Piñera en la elección de 1989, porque preveía, me dijo, que éste se iba a destacar en la persecución contra el Gobierno Militar, como efectivamente lo ha hecho desde entonces. Bueno, no cumplí la misión que se me encomendó, me ganó Piñera y el país ha pagado las consecuencias. Pero que se llegue al extremo de que la Fundación que lleva el nombre de Jaime colabore en la campaña para volver a elegir a Piñera es un atropello a la esencia del legado de Guzmán.
En cuanto al Instituto Libertad y Desarrollo como parte de la misma campaña me parece también insólito, dada su condición de entidad independiente y autónoma, nacida de la iniciativa de uno de los principales exponentes del Gobierno Militar, como lo fue Hernán Büchi. Le he donado a esa institución una UF mensual por años, que voy a suspender mañana mismo en aras de la defensa de los principios que inspiraron su creación. Ahora pienso que tal vez Hernán se fue del país presintiendo lo que le sobrevendría a su criatura.
En párrafo aparte me permito un elogio para el CEP, que ha tenido la independencia suficiente para abstraerse del control de Piñera y preservar su condición de instituto de estudios no comprometido.
Los tentáculos del personaje, por mucho que esté a punto de ser formalizado, llegan también a otras partes y ahora he visto con sorpresa que la Confederación de la Producción y del Comercio, presidida por un ex ministro de Piñera, convocará a un foro de presidenciables del cual excluirá al único candidato de derecha que participa en la competencia, José Antonio Kast. Si se arguyera que éste todavía no se ha inscrito, habría que señalar que ninguno está inscrito y que Kast ha reunido firmas más que suficientes para cumplir ese trámite y, desde luego, más que Alejandro Guillier, que sí ha sido anunciado como parte del foro de la CPC. La mano excluyente de Piñera está demasiado visible y los miembros de derecha de la CPC deberían protestar por esta discriminación arbitraria en perjuicio del único candidato que realmente representa sus ideas y que acaba de doblar su porcentaje de preferencias en la última encuesta Cadem.
A lo mejor los temas anteriores no son dignos de mayor preocupación, porque si dos más dos son cuatro, Piñera no podrá participar en la elección presidencial y asunto terminado. Pero como en Chile la justicia es “un tiro al aire”, dos más dos puede ser cualquier otra cosa y el hombre de la “cara de palo” puede volver a postular al cargo para desempeñar el cual nunca tuvo los requisitos éticos indispensables.
Fuente: http://blogdehermogenes.blogspot.cl/
.