15 de enero de 2025 

 

 

 

 

 

Hermógenes Pérez de Arce


Desde el momento en que se levantó el monumento a Salvador Allende, junto a La Moneda, en la Plaza de la Constitución, el lugar se convirtió en un mal vecindario. El homenajeado fue un marxista-leninista trapalón, que engañó a muchos posando de demócrata, cosa que nunca fue, porque estuvo siempre del lado de los que querían tomarse el poder por las armas.

Y su gobierno fue un desastre. Peor que el de Boric y con eso creo que lo digo todo. Desde luego, salió elegido haciendo trampa, pues suscribió un acuerdo secreto con Radomiro Tomic (DC) para desconocer el triunfo de Jorge Alessandri, a quien todas, pero absolutamente todas las encuestas daban por amplio ganador. Pero como era de derecha, gente cómoda, no tenía apoderados en cada mesa, donde los demos y marxistas hicieron lo que quisieron y así y todo Allende apenas ganó por uno por ciento.

El triunfo de Allende provocó tal pánico general que en el comando de Alessandri no quedó nadie que fuera a la televisión la noche de la derrota, y por eso se presentó un joven derechista valiente, Pablo Rodríguez Grez. Cuando entró al set era un completo desconocido y por eso el senador allendista Alberto Jerez preguntó, sin saber que "estaba al aire": "¿Y quién es este huevón?". Lo que todo el país oyó y desde entonces la izquierda trataba siempre al joven derechista que se hizo conocido esa noche aciaga como "Pablo H. Rodríguez".

La Plaza de la Constitución, convertida por la estatua de Allende en mal vecindario, después recibió el monumento a Patricio Aylwin, quien se lo ganó traicionando a los militares con su ilícita Comisión Rettig, indultando a los terroristas y llenando de dinero a la guerrilla marxista derrotada, en un proceso de prevaricación judicial sistemática y escandalosa que sigue hasta hoy, cuando El Mercurio, página B2, revela que en los juicios truchos multiplicados por querellas de Sebastián Piñera y su subsecretario de Interior Rodrigo Ubilla contra exmilitares, se están cobrando ahora mismo al fisco US$ 11.500 millones de dólares más, con otro tanto ya sustraído, que la izquierda está sacando de su "cajero automático", los juicios de DD. HH.

Muchos hablaban de "la venganza marxista" contra los militares. Pero era mayormente originada en el gobierno de Piñera, que interpuso mil querellas, cuando sólo había trescientas, basadas en desconocer la legalidad vigente.

Piñera fue el gran perseguidor ilegal de militares y ahora andan postulándolo para tener una estatua en el mismo indeseable vecindario, para lo cual reúne todos los requisitos, pues antes de ser elegido la primera vez prometió a los exmilitares acelerar los juicios y hacer respetar la prescripción, y el Club Militar lo aplaudió de pie. Pero una vez que ya habían votado por él se convirtió en su peor cuchillo, peor que los gobiernos anteriores.

Por ningún motivo debe permitirse una estatua del presidente Augusto Pinochet en ese entorno. Lo que sí promoveré, en un futuro gobierno de derecha a secas, será un monumento en piedra cercano a la Virgen del cerro San Cristóbal o en la cumbre del cerro Manquehue, al estilo de los padres fundadores George Washington, Thomas Jefferson, Theodore Roosevelt y Abraham Lincoln, en la cumbre del Mount Rushmore, pero con las efigies de Augusto Pinochet, José Toribio Merino, Gustavo Leigh y César Mendoza, talladas en piedra y mirando hacia la ciudad, donde vive un pueblo lleno de gratitud por haber sido salvado del comunismo por ellos y por haberles dado los mejores treinta años de su historia entre 1985 y 2015, los cuales la inmensa mayoría de los chilenos aspiramos a reeditar.

Fuente: http://blogdehermogenes.blogspot.com/

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