17 de octubre de 2024 

 

 

 

 

 

Hermógenes Pérez de Arce


La destitución por el Senado del ministro de la Corte Suprema Sergio Muñoz viene a ser una sanción justa, aunque tardía, impuesta por la justicia divina. Pues Muñoz fue fundamental en la iniciación y promoción de la prevaricación contra quienes derrotaron a la guerrilla marxista desde 1973, hoy privados de libertad por fallos ilegales respaldados por dicho juez y sus seguidores.

Tal atropello ya ha generado la prisión de 503 ex uniformados y ex empleados civiles de las Fuerzas Armadas y Carabineros, cuya nómina completa está en el diario digital Chile Informa de esta misma fecha. Sin contar los fallecidos entre rejas.

En una publicación sobre el desempeño de Muñoz como presidente del más alto tribunal entre 2014 y 2016, se informó que éste había dispuesto contratar a honorarios al ex juez Alejandro Solís, retirado por edad, y que fue quien inauguró como ministro sumariante en causas de derechos humanos la triquiñuela ilícita del "secuestro permanente", ficción para eludir normas expresas y vigentes de amnistía, prescripción y cosa juzgada, que eximían de responsabilidad a sus perseguidos. 

La audacia de Solís, usando razones y fundamentos bastante rústicos, permitió condenar, pese a las expresas leyes eximentes de responsabilidad penal. En 2015 yo mismo lo hice confesar ante la TV que no probaba los delitos ni la participación de los acusados, sino que los "fingía". Pues era una "ficción jurídica", confesó paladinamente. Así creía derrotar a la presunción de inocencia.

Esto suscitó la admiración del presidente de la Suprema Sergio Muñoz, que ante el retiro de Solís por haber cumplido 75 años, ordenó contratarlo a honorarios para instruir a los demás sumariantes de dd. hh. acerca de cómo burlar la legislación y condenar, junto con cobrar a un indefenso fisco cuantiosas indemnizaciones. Ello se prolonga hasta hoy al costo de miles de millones de dólares.

Contribuye a extender el corrupto procedimiento la impunidad garantizada de quienes lo perpetran: el ministro sumariante Adolfo Mesa Latorre, de Temuco, condena olímpicamente por el "delito" de "haber sido militares" a una cantidad creciente de personas. Éstas se suman a reos por "haber estado ahí", "haber leído una nómina" o "haber pilotado un helicóptero que trasladó a los procesados". Todos hoy ancianos presos políticos, no pocos enfermos. 

La opinión predominante ha elegido "mirar para otro lado". Pero el rector-columnista Carlos Peña ha criticado a Sergio Muñoz a ese respecto y en su más reciente columna de El Mercurio escribe: "Un buen juez se enorgullece de aplicar normas que contradicen sus convicciones porque de esa forma prueba su lealtad a las reglas que le fueron confiadas". 

Si los malos jueces chilenos no tienen sanción y siguen prevaricando, la justicia inmanente, como lo prueba el caso del ministro Sergio Muñoz, se encarga de impedir esa impunidad.

Fuente: http://blogdehermogenes.blogspot.com/

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