2 De Julio de 2024 

 

 

 

 

 

Hermógenes Pérez de Arce


El país ideal, sin jueces prevaricadores de DD. HH., sin conflicto en la Araucanía, donde Temucuicui era chileno y no entraban extranjeros indeseables. Fue el de los mejores treinta años, 1985-2015. Una sociedad libre, donde se respetaban las leyes. Democracia protegida, privatizaciones, estado reducido y una economía de mercado con bajos impuestos. Todos querían imitar el milagro. Claro, "los primeros fueron los militares chilenos. Thatcher y Reagan vinieron después", como escribió el inglés Niall Ferguson.

Pero después de los presidentes DC Chile eligió izquierdistas. Al principio sólo le "rayaron la pintura" al modelo y el país creció cada vez menos. Entonces, siguiendo la Ley de Murphy ("todo siempre puede ser peor") vinieron extremistas de izquierda, marchando a cuya cabeza un tipo malo de la ídem decía tantas mentiras y recetaba tantos disparates que lo eligieron presidente. 

Decía que Chile era un país desigual e injusto, que los mejores treinta años se habían logrado violando los derechos humanos y que la electricidad barata contaminaba el aire. Todo falso. Hidroaysén generaba electricidad barata y limpia, pero, tras perderse 200 millones de dólares en el proyecto, los políticos lo enterraron y eligieron las "energías renovables no convencionales", más caras y que contaminaban igual, porque necesitaban centrales tradicionales de respaldo. Y los estudios de Ignacio Briones probaron que el  modelo chileno era de los mas igualitarios del mundo. Nadie lo contradijo.

Entonces en 2019, cuando la cuenta de luz del Metro subió 210 %, tuvieron que proponer un alza de $30 en la tarifa y se desató la revolución. "No son 30 pesos, son  30 años". Había un presidente demagogo y sin autoridad que cedió en todo ante los revoltosos, en lugar de meterlos presos, y se rindió, entregando hasta la Constitución.

Pero nada de lo que decían era verdad. Rolf Lüders probó el 01.11.19 en La Tercera que si el gasto social llegara al 20 % más pobre, no habría pobres, pues tendrían $2 y medio millones mensuales por familia. Es que el grueso del gasto social va a manos de la burocracia dorada estatal. El Estado es el botín de los políticos, que se quedan con "la parte del león". Ahora hay que pagarles hasta por los votos que obtienen en la seguidilla de elecciones que han ideado "con fines de lucro".

Y de tanto crear impuestos el país dejó de crecer y la recaudación se estancó, porque subieron las tasas pero disminuyó la base, que sólo aumenta con el crecimiento y el país sólo creció 0,2 % en 2023. Volvimos a los últimos lugares de América Latina, como bajo Salvador Allende.

Y para disimular el alza de la luz por culpa de las energías renovables más caras, congelaron las tarifas. Pero ahora resulta que el gobierno les debe 6 mil millones de dólares a las empresas generadoras y, como hay que pagarlos, el consumidor va a ver aumentada su cuenta en 50 % o más. Y los políticos del gobierno no hallan cómo disimularlo. 

Por eso y mil razones más y casi nadie se atreve a salir de noche, van a perder las elecciones y una mayoría exclama lo mismo que el hombre común en todo el mundo, cuando su país está con el agua al cuello: "¡Necesitamos un Pinochet!" (lo dice Gonzalo Vial, no precisamente su admirador, en su biografía de aquél).

Los votos van a ir a quienes más se le parezcan. Y los políticos se han puesto a temblar.

Fuente: http://blogdehermogenes.blogspot.com/

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