26 DE ABRIL DE 2024 

 

 

 

 

 

Hermógenes Pérez de Arce


El libro con el título de esta columna puede ser el más vendido en el mundo en materia económica. Lo escribió en 1946 un periodista, Henry Hazlitt. Pero sigue siendo tan leído hasta hoy que Javier Milei, hace pocos años, siendo un gran economista, escribió un libro sobre él. 

¿Y cuál es "la lección"? Se la resumo en dos líneas y media, para que no tenga que comprarlo: las medidas económicas no sólo deben ser juzgadas por sus efectos inmediatos sobre las personas a las cuales afectan en el presente, sino por sus consecuencias sobre todas las demás personas. Y no sólo por sus repercusiones al momento de adoptarse, sino por las de largo plazo.

Gracias a la ley de las 40 horas personas empleadas hoy van a trabajar cinco horas menos a la semana, es decir un 11,11 % menos, pero seguirán ganando lo mismo. Por eso la medida es tan popular. ¡Qué bueno descansar una hora más al día y ganar lo mismo!

Nadie podrá despedir a un empleado por trabajar una hora menos. Pero tampoco nadie puede obligar a un empleador a contratar con el mismo sueldo a un nuevo trabajador, pues le va a producir 11,1% menos. Entonces ya no es tan simpática la medida: los sueldos, a igual trabajo, van a bajar.  

No hoy mismo, tal vez, pero poco a poco. Es lógico, porque hay una norma derivada, no de la ciencia económica, pese a que es medular en ella, sino de la naturaleza humana y del sentido común: se contrata trabajadores o cualquier factor de producción hasta que su costo de contratación sea igual al ingreso que genera. Si un trabajador le produce menos, debido a una ley que reduce la jornada, si bien usted no puede despedirlo, al próximo que usted contrate le va a pagar menos. Así es que si alguien estaba buscando trabajo a los sueldos actuales, le tengo una mala noticia: va a tener que "bajar la puntería".

Y si al mismo tiempo la ley sube el salario mínimo, como se está haciendo, bueno, la producción nacional se tornará más cara. Chile será menos competitivo. Exportará menos y crecerá menos. "La torta" de la cual comemos todos, el ingreso per cápita, va a aumentar menos. (Y ya hace diez años que no crece casi nada.) La economía informal aumentará y "los más pobres de los pobres", que son los que están en ella, ganarán menos.

Si alguien pregunta cómo se gestaron "los mejores treinta años de la economía de Chile", 1985-2010, la respuesta es que haciendo lo contrario de hoy. Büchi no tocó la jornada de trabajo, congeló el salario mínimo, bajó los impuestos a las empresas y privatizó. Y en enero de 1990 el desempleo era de 5 % y el crecimiento en 1989 había sido de 10 %. 

"Economía chilena en una lección".

Fuente: http://blogdehermogenes.blogspot.com/

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