lunes, 4 de febrero de 2019
Desde luego, quedé bastante horrorizado del fallo del juez Madrid, aunque a estas alturas espero cualquier cosa menos justicia y verdad de la judicatura chilena. Pero sindicar como principal homicida del ex presidente Frei Montalva al médico y amigo próximo que más se esforzó por salvarle la vida, y a otro colega suyo que no intervino para nada en las operaciones secundarias (ni tampoco en la primera, que fue la que generó la necesidad de reoperar y el shock séptico) ya me parecía suficientemente absurdo.
Pero, al menos, el fallo dejó en claro una cosa: que no se había encontrado prueba alguna de una conspiración del gobierno de la época en el homicidio. Incluso el juez Madrid tuvo que confesar que “lamentaba” no haber hallado evidencia al respecto, revelando así de paso su falta de objetividad.
Pero ahora leo en “La Tercera” los twits del ex director de ese diario y actual jefe de noticias de Canal 13, Cristián Bofill, y de la encuestadora de Mori y opinóloga Marta Lagos, y no puedo creer lo que dicen.
El primero: “Mucho antes de iniciarse la investigación de 19 años del juez Madrid se sabía que Pinochet espiaba a Frei y era capaz de mandar a matarlo, como a Prats, Letelier, Leighton y un largo etc.” ¡Pero si el fallo precisamente dice que no hay prueba alguna de que Pinochet lo haya mandado matar! Más aún porque el fallo sindicó como autor principal a un médico DC y amigo de Frei, a quien Pinochet le tenía poca simpatía por eso, tanto que –dice el proceso— bloqueó su ascenso de coronel a general de sanidad en el Hospital Militar.
Y justamente en los casos Prats, Letelier y Leighton intervino un agente de la DINA, Michael Townley, cuya existencia Pinochet ignoraba y cuya vinculación con el general Contreras éste siempre le negó, lo que motivó que fuera entregado a los EE. UU. en la certeza de que era alguien ajeno al régimen. Después del caso Letelier y a raíz de comprobarse la intervención de la DINA en ese y otros, la DINA fue disuelta, justamente por el desacuerdo oficial con esas actuaciones suyas. Y en cuanto al “largo etc.”, simplemente no existe.
Y el twit de Marta Lagos es todavía más ajeno a toda verdad, pues dice: “…el fallo confirma todas las sospechas de este asesinato perfecto a poco tiempo del fin de la dictadura”. Todo lo contrario: el fallo no confirma ninguna sospecha porque, para comenzar, dijo expresamente que no hubo asesinato, es decir, homicidio calificado, sino homicidio simple; y porque sindicó como principal autor a un médico que no gozaba de la simpatía de Pinochet, como antes se señaló, por ser DC y muy próximo a Frei. Añade Marta Lagos: “¿Si no se movía una hoja sin que lo supiera el dictador, podría haber muerto tan extrañamente el único ex presidente que podía competir su liderazgo?”
¡Qué caída de la encuestadora! Frei no murió “extrañamente”, pues tras la primera operación (de la cual nadie ha sospechado) estuvo en su casa las dos semanas posteriores. Nada “extraño” pudo fraguarse ahí. A raíz de su fiebre, vómitos y malestar, en los que nada tuvieron que ver los condenados por el juez Madrid, fue reinternado en la Clínica Santa María. “Llegó infectado”, declaró su director, el doctor Juan Pablo Allamand. ¿Qué podía tener que ver “el dictador” con todo eso?
Además, el contexto político de entonces era muy favorable al gobierno: había triunfado en el plebiscito; Pinochet se había instalado, como Presidente constitucional y elegido en su gran triunfo electoral de septiembre de 1980, en La Moneda; el país vivía una etapa de gran prosperidad desde 1976 en adelante (crecía al doble que hoy), y el clima era de pacificación interna, pues sólo después de fallecido Frei se gestaron la “crisis de la deuda” y el ingreso de los guerrilleros entrenados en Cuba por el FPMR comunista, que posteriormente crearon un clima de gran violencia.
Frei mismo, un par de años antes de morir, en carta a su yerno, Eugenio Ortega, había reconocido la popularidad de que gozaba Pinochet y se había hecho cargo de ella como una realidad del país.
Si los twits anteriores hubieran provenido de Guillermo Teillier o Hugo Gutiérrez no me habría extrañado. Pero, siendo de personas supuestamente más independientes e informadas, como Cristián Bofill y Marta Lagos, simplemente me han dejado horrorizado. ¡La gente se está quedando con lo que NO dice el fallo, que resulta ser aún peor de lo que sí dice!
Fuente: http://blogdehermogenes.blogspot.com/
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