4 DE MARZO DE 2022
Hermógenes Pérez de Arce
El "Informe Final" legado por el saliente Comandante en Jefe del Ejército, Ricardo Martínez, es un documento malévolo, pues contiene falsedades graves dirigidas a desprestigiar al viejo Ejército.
Una de las más flagrantes es atribuirle a la comitiva del general Arellano, delegado del general Pinochet, 16 fusilamientos ocurridos entre Copiapó y La Serena en la noche del 15 al 16 de octubre de 1973, en circunstancias en que la comitiva de aquél no había siquiera salido de Santiago. No obstante esta evidencia, el Informe matiza su falso relato con comentarios venenosos, como el que sigue: "Su recorrido (de la comitiva) por cada una de las ciudades donde se produjeron asesinatos, fue producto de una orden expresa de dicha autoridad... se deduce entonces que existió una conducta previa que buscaba producir temor e involucrar a integrantes de todas las unidades que visitaban, entregándoles la responsabilidad de enfrentar a los familiares de los afectados y así, dejar a esos jóvenes oficiales y suboficiales de aquellos regimientos, como la cara visible de las ejecuciones" (p. 50). Todo falso.
Pues la verdad fue que el comandante del regimiento de Copiapó, Oscar Haag, ordenó trasladar a 16 reos a La Serena, ante la denuncia de uno de ellos en el sentido de que se fraguaba una fuga y temía por su vida. En Copiapó el recinto de detención no era seguro. El capitán Patricio Díaz Araneda quedó encargado del traslado y junto a dos soldados y al chofer partieron en el vehículo con los reos. Pero éste sufrió un desperfecto eléctrico en una cuesta. Entonces, según el capitán Díaz, los presos intentaron escapar y los soldados que los custodiaban les dispararon, dándoles muerte a todos. Entonces, reparado el desperfecto, el vehículo regresó a Copiapó con los cuerpos. El capitán dio cuenta de los hechos en un oficio fechado el 16. El comandante Haag ofició, a su vez, en igual fecha al cementerio, solicitando sepulturas para los caídos.
En el popular libro "Los Zarpazos del Puma" y para poder culpar a Arellano y Pinochet, la autora alteró la fecha del oficio del capitán Díaz Araneda y le puso "17" en lugar de "16". Pero no se fijó que páginas antes había conservado la verdadera fecha, "16", para el oficio al cementerio. ¿Cómo se podían pedir sepulturas para quienes todavía estaban vivos? Yo denuncié la evidente falsificación en mi columna de entonces en "El Mercurio". La autora, que todavía estaba viva, nada replicó.
Pero como en Chile "la mentira es más fuerte", años después Chilevisión, en su programa "Ecos del Desierto", en un aniversario del "11", culpó también a la comitiva de Arellano de las dieciséis muertes de Copiapó.
Y ahora, tantos más años después, el CJE del "nuevo" Ejército, solemnemente, en su Informe denigratorio del gobierno cívico-militar, eleva la misma falsedad a la categoría de aleccionadora "verdad institucional".
En estos días la ministra sumariante Rutherford procesa a su autor, Ricardo Martínez, no por ése, sino por otro fraude. Algo de "justicia divina", supongo.
Fuente: http://blogdehermogenes.blogspot.com/
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