25 DE SEPTIEMBRE DE 2021 

 

 

 

 

 

Hermógenes Pérez de Arce


Los socialistas odian las corbatas porque no las pueden regular ni controlar. Ellas son el máximo símbolo de la libertad personal, porque no se necesita una mayoría simple ni de dos tercios para tener la que uno quiera y cada cual consigue la que se le ocurra. Por eso los estatistas las repudian y andan por ahí descorbatados, tratando de imponer una moda que la haga desaparecer.

Como la izquierda domina los medios, logra que el resto la imite y entonces hasta derechistas débiles de carácter también se sacan la corbata para estar a la moda, no ser funados y sí parecer "populares". Pero eso sólo revela su falta de personalidad. Cuando en Argentina ganó Macri y apareció sin corbata, ahí mismo supe que su gobierno no tenía destino, porque carecía de personalidad. Aunque redujo un poco el déficit, otra cosa habría sido si hubiera aparecido con corbata y le hubiera "cortado la cola al perro" de una sola vez, como lo hizo Pinochet (que cuando andaba de civil no sólo usaba corbata, sino que le ponía una perla) y el '75, ante un déficit como el argentino, echó a un tercio de los burócratas, equilibró el presupuesto y puso al país a crecer al doble, hasta dejarlo a la cabeza de los Estados Desunidos de América del Sur. 

Sea como fuere, junto con la satisfacción de ver al único candidato del Rechazo con corbata en el debate presidencial, disfruté del contraste suyo con el perraje de descorbatados del Apruebo y de la consiguiente bolsa de gatos que tiene al país sumido en la incertidumbre y viviendo una aumentada inconstitucionalidad. 

Si la gente aprecia a los políticos con carácter, que no se pasan al enemigo y que, cuando llegan al gobierno, cumplen su programa y no se someten al de los adversarios, Kast ganará la elección.

Mi satisfacción la ensombreció la pena por el fallecimiento de Raquel Camposano, una jueza excepcional que rendía culto a la verdad y que por eso no llegó a la Corte Suprema. Pues si aquí un ministro de Apelaciones no miente con descaro, no asciende. Cuando en 2000 Raquel Camposano estaba activa y se votó el ilegal e improcedente desafuero del senador Pinochet, fundado en una doble mentira (que había mandado secuestrar y mantenía vivos en su poder a los secuestrados), la mayoría de los ministros mintió a sabiendas de que lo estaba haciendo, y ella se lo enrostró a todos: "Nadie cree que están secuestrados, todos saben que esa gente está muerta. Escuchando los alegatos en el desafuero, no había nadie que creyera, de los que alegaron, que estaban vivos" ("El Mercurio", 25.09.21, C7) .

Pero en este país ningún juez que se niegue a mentir puede ascender. Y así jueces y no jueces marchan mintiendo sin corbata y recitando imbecilidades comunistas, y así todos vamos directo a otros irremisibles mil días desastrosos. Transcurridos ellos la mayoría, sin duda, como ya lo hizo una vez, cambiará de parecer y volverá a clamar por que los militares los echen a todos. 

Pero ya no habrá garantía de que lo vuelvan a hacer, porque Aylwin, Piñera y los descorbatados ya hicieron "huevo de pato" a los uniformados una vez y éstos no querrán terminar de nuevo, como dijo el poeta o poetisa anónimo del soneto "Ejército, Qué Has Hecho": "muriendo en las sombras/ en que los dejaste encarcelar".

Fuente: http://blogdehermogenes.blogspot.com/

.