19 DE JULIO DE 2021 

 

 

 

 

Hermógenes Pérez de Arce


Pues pudo ganar Jadue y quedar en posición de expropiar todo y hasta dispararles a los judíos, tal como prometía en el anuario del Liceo Alemán, del cual egresó, probando así que la educación particular pagada también es capaz de engendrar monstruos.

También pudo ganar Lavín, que en su desenfrenada e incontenible carrera hacia la izquierda –el ex “gallo de pelea” del gobierno militar ya había asumido últimamente de lleno la socialdemocracia— ahora amenazaba convertirse en el primer expinochetista en ofrecer un “socialismo del siglo XXI” con sello del Opus Dei.

Es decir, el resultado fue, en primer lugar, bueno porque la primaria de la izquierda fue un triunfo de la derecha: Boric proviene de un hogar acomodado de Punta Arenas, donde la madre enciende velas a la Virgen cuando es necesario y seguramente lo hará cuando su hijo quiera emprender, como lo ha prometido, la marcha de Allende por “las anchas Alamedas”, ahora convenientemente inclusivas, pues serán recorridas por “el hombre y la mujer libres”, para volver a dejar al país con la mayor inflación del mundo, el menor crecimiento (en realidad, el mayor decrecimiento) de América Latina y al borde de una guerra civil, como en 1973. La única incógnita es que ya no están los salvadores de entonces, que nos libraron  del primer Salvador. Pero está la Virgen de la mamá, que puede sanar al hijo de su TOC marxista.

En la primaria del piñerismo, es decir, la del “Apruebo”, que por definición excluía al 22 % del electorado derechista que votó “Rechazo” y a su mayoría de 60 %, en las cuatro comunas más prósperas del país, por el referido “Rechazo”, se registró un sorpresivamente amplio triunfo del tocayo y émulo de Sebastián Piñera, Sebastián Sichel. También éste viene, como aquél, de la DC, aunque no exhibe (para fortuna suya) el mismo prontuario. Pero se le parece en el completo desconocimiento de la historia reciente del país, pues ha proclamado públicamente que Augusto Pinochet Ugarte es “el hombre más malo del mundo”, por los 3.097 muertos de su lucha contra la guerrilla y el terrorismo marxistas, olvidando que 423 de éstos cayeron a manos de los subversivos de izquierda y que Stalin tuvo una cuenta personal de 20 millones de muertos, Hitler otra de seis millones de judíos, Pol Pot su millón y medio y que Idi Amin Dada, “el carnicero de Uganda”, devoraba a sus adversarios caídos. Seguramente Sichel siguió el mismo curso abreviado de Historia Reciente de Chile ofrecido por el KGB, que inspiró a su tocayo Piñera para proclamar haber votado “No” en 1988 “para llegar cuanto antes a la plena democracia”, en circunstancias que votando “Sí” ésta habría tenido lugar un año antes.

Sichel representa el sueño húmedo de la derecha sempiternamente devota del “mal menor”: viene de la DC, votó por Bachelet y mostró “habilidades blandas” como ministro de Piñera, pues fue el más popular del gabinete. Esto desató los celos del "presidente-todo-protagonista", que lo envió a un “exilio dorado” en la presidencia del Banco del Estado, desde la cual saltó a su candidatura independiente, exitosamente culminada ayer.

En realidad, el origen primero de Sichel en la centroderecha proviene de “una pasada” política exitosa de Piñera, como las que en los negocios le han permitido hacer fortuna. Es decir, una pasada sin atenerse a las reglas del marqués de Queensberry: se apropió de “Ciudadanos”, el movimiento con aspiraciones de partido político de Andrés Velasco, contra la voluntad de éste y en una “toma de control hostil”: viendo la acogida que en la centroderecha tenía el proyecto moderado del ex titular de Hacienda y que éste antes había encabezado el sector “autocomplaciente” de Bachelet 1.0 (2006-2010), y había sido mantenido en su cargo por ésta pese al fuego graneado que le disparaban los “autoflagelantes” más afiebrados, como Francisco Vidal, Piñera reclutó para su administración a los principales lugartenientes de Velasco, Sebastián Sichel, Juan José Santa Cruz, Gonzalo de la Carrera y el economista Patricio Arrau, dejando al fundador del movimiento con el libro de actas, el timbre y la oficina vacía, de la cual debió limitarse a apagar la luz y cerrar la puerta por fuera, además de irse con un palmo de narices. Velasco entonces se marchó a Londres a un alto cargo académico, probablemente diciéndose “mientras más conozco a los hombres, más quiero a mi perro”.

En conclusión, los del “Rechazo” “estamos bien, los 33”. Salvo algunos despistados de los nuestros, que fueron a votar a la primaria piñerista “para salvar al país del comunismo”. Los que conozco lo hicieron por Lavín, pese a todas las veces que los ha defraudado (a mí, una sola, pues posteriormente "supe mejor").

Y, en fin, estamos bien porque tenemos candidato propio y de derecha, José Antonio Kast. Esperamos pasar a la segunda vuelta presidencial y ganarla en nombre de que no queremos ser otra Venezuela. Ya se logró una vez, desperdiciada por Piñera. Por suerte Kast no es como Piñera. Y tenemos la mejor Constitución, la de 1980, que nos ha dado los mejores años de la historia de Chile en términos de paz política, crecimiento, supresión de la pobreza, creciente igualdad y mucha plata al Estado para ayudar a los más necesitados. Lo malo ha sido que con gran parte de ésta se han quedado los políticos y sus apitutados.

Y eso es lo que deberemos remediar entre 2022 y 2026: el gran cambio de destino desde manos de la burocracia a las de las familias vulnerables, para que en Chile no haya pobres y se reduzca aún más la desigualdad. Con autoridad, orden y pantalones volveremos a la “rule of law”, a los bandidos en la cárcel y no como ahora, llenos de garantías, cobrando indemnizaciones millonarias gracias a la justicia roja y redactando constituciones. 

Así volveremos a vivir en paz y a ser todos chilenos una vez más.

Fuente: http://blogdehermogenes.blogspot.com/

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