7 DE MARZO DE 2021 

 

 

 

 

 

Hermógenes Pérez de Arce


El Ejército comunicó públicamente su proposición de retirar de la Plaza de su nombre la estatua del general victorioso del '79. Como al pie de su declaración el Ejército señaló un correo al cual dirigirse, yo le envié cuatro letras que decían: "Hagan una Parada Militar de Desagravio y pongan una guardia armada permanente". Pues no creo que la retirada hubiera sido acogida de buen grado por el general victorioso, de estar vivo.

El hecho de que las turbas que hoy controlan el país se hayan ensañado impunemente con el monumento dice mucho sobre cuánto hemos cambiado los chilenos del siglo XXI en relación a los del siglo XIX. Un comentarista magallánico, Claudio Morán, ha enviado un video, que ha circulado mucho en las redes, y en el que dice, precisamente, que los de hoy somos "cobardes y timoratos", por comparación con los del '79, que empuñaron el corvo y, tras beber "chupilca del diablo", se tomaron en 45 minutos el fortificado Morro de Arica.

Incluso parece que los del '73 todavía eran distintos. En plena UP los miristas pintarrajearon e intentaron destruir una estatua de O'Higgins en la plaza de San Antonio y entonces, sin preguntarle a nadie, el teniente coronel Manuel Contreras, comandante de la Escuela de Ingenieros de la vecina Tejas Verdes, según me ha informado su hijo, fue con un destacamento y una grúa del regimiento, alzó la estatua de O'Higgins y la instaló en la plaza de Llo Lleo, frente a una comisaría, disponiendo de ahí en más una guardia armada permanente, de modo que nadie se atrevió a hacerle nada. Porque todavía bajo la UP se respetaba al Ejército y a Carabineros. Y el gobierno de Allende prefirió no decir nada.

Yo no he perdido totalmente la fe en los chilenos cobardes y timoratos de hoy y pienso que, así y todo, una mayoría se va a atrever por lo menos a votar y elegir bien, es decir, a un presidente capaz de restablecer el orden y la legalidad; y va a impedir que se sacrifique la Constitución bajo la cual hemos vivido los mejores treinta años de nuestra historia, para así volver a situar a Chile a la cabeza de América Latina en crecimiento y tranquilidad y con una Araucanía feliz. Es decir, reconstruir lo que fue el legado de Pinochet y que sus herederos en el mando, los políticos, se han dedicado tan metódicamente a despilfarrar.

Fuente: http://blogdehermogenes.blogspot.com/

.