20 DE ENERO DE 2021 

 

 

 

 

 

Hermógenes Pérez de Arce


No he querido ser cómplice para nada de este régimen de facto bajo el cual vive Chile desde el 15 de noviembre de 2019. Es todo nulo de derecho público y de derecho privado, por haber sido impuesto bajo amenaza de violencia a un gobernante en pánico, cuyo consentimiento, extraído bajo la fuerza, estuvo y está jurídicamente viciado. Nada de lo que el "parlamentarismo de facto" ha generado o genere ha sido ni será legítimo ni duradero y no me presto para cohonestarlo. Pero como soy pragmático, obviamente votaré para que a los pinochetistas que se han metido en el juego les vaya bien. Porque lo mejor de este país es lo que legó Pinochet y mientras quede algo de eso, hay que defenderlo a como dé lugar, partiendo por la Constitución. Aunque mi pronóstico es que de la Convención Constitucional va a nacer un engendro irreconocible de regalos para todos que no va a pagar nadie.

Es así que "el modelo", "la joya más valiosa de la corona latinoamericana" (Clinton, 1998) está siendo arrojado a la basura. Pero hay dos oportunidades sucesivas para, todavía, salvar a la joya de ese aciago destino: la elección presidencial de fin de año y el plebiscito de salida de 2022, que volverá a ofrecer a los chilenos la oportunidad de elegir entre rechazar el disparate o condenarse a él. Sin embargo, dado el resultado del plebiscito de entrada, reconozco el derecho general al pesimismo. Pues es poco probable que, mediando apenas dos años, una mayoría imbécil se torne en otra inteligente.

Por supuesto, la hoy minoría inteligente se ha dado cuenta del inminente desastre y por eso es pesimista. Escribe Patrick Dwyer, experto norteamericano en inversiones, de la firma "Boston Private Wealth Management & Trust": "En el pasado no teníamos ningún cliente chileno, pero desde fines de 2019..., vemos que cada semana llega por lo menos uno a pedirnos asesoría, porque quieren reubicarse en esta ciudad (Miami). Hoy el 20 % de nuestros clientes son de Chile". 

Añade: "Hemos visto cómo algunas de las mayores fortunas del país han venido a nuestra oficina,... buscando cambiar el domicilio de las inversiones. No sólo eso: buscan la ciudadanía estadounidense para ellos y sus familias" ("El Mercurio", 17.01.21, p. B 10). 

Que en momentos de incertidumbre política "la gente sacara la plata para afuera" nunca fue novedad en Chile, desde los años '60, cuando la DC comenzó con la reforma agraria confiscatoria. Recuerdo que el administrador de un fundo muy eficientemente trabajado de la zona centro-sur me refería, en esos años: "Todo lo que rinde el fundo se lleva para afuera".  

Pero ahora es peor, porque no sólo peligran los patrimonios, sino las personas. Los dueños de un auto bueno saben que los bandidos pueden encañonarlos en cualquier esquina y perderlo o, peor (pues ha sucedido) ser baleados aunque lo entreguen. Porque los vándalos de hoy tienen, además, mucho odio. Han sido formados por una enseñanza pública dominada por profesores comunistas.

Acabo de ver la grabación de una turba destruyendo impunemente el cerco metálico perimetral de una casa en el lago Colico, en el sur, ante la vista de la familia propietaria aterrada, pues seguramente piensa que el paso siguiente será apropiarse de la morada o quemarla. Saben que si alguno se defiende con un arma será perseguido y condenado como violador de DD. HH. Desde luego, por eso mismo y para no ser declarada violadora de esos derechos, ya  no hay autoridad policial a la cual recurrir para que reprima a los salteadores. A Orwal Casanova éstos lo asesinaron sólo por vigilar su predio que, pese a contar con una vigilancia policial impotente, estaba siendo asaltado. 

¿Quién va a querer vivir en un país en que la gente que algo tiene debe velar con el arma al brazo y, peor, sabiendo que si la usa la van a meter presa? Pregúntenle a John Cobin, que está en el penal portuario hace más de un año sin haber sido condenado, acusado ¡por el gobierno! de numerosos "homicidios frustrados", uno por cada bala que disparó hacia el piso en medio de la turba que apedreaba su camioneta. Le auguran una pena de entre 11 y 17 años. ¿Quién se va a defender, si hacerlo es un delito tan grave? 

Y yo les digo otra cosa: vamos a extrañar a los más ricos. Pues ellos son los que concretan el 80 % de la inversión y pagan el grueso de los impuestos. Acá, con la incertidumbre que hay, ya mataron "la gallina de los huevos de oro", pero todavía quedan algunos huevos. La masa todavía no nota su merma, porque se los han seguido dando mediante bonos, subsidios, ayudas fiscales y retiros de los fondos para la previsión. Pero se van a terminar más temprano que tarde. A esas alturas ya tampoco va a haber muchos ricos, los cuales van a estar iniciando nuevos negocios en cualquier parte menos en Chile.

Como escribió Niall Ferguson cuando esto empezó, "los chilenos están ejerciendo su derecho a ser estúpidos". Pero ése derecho cuesta caro y, en definitiva, lo pagarán los pobres, que ya sin ricos a los cuales ordeñar van a ver disminuir los subsidios. La exguerrillera Michelle dice desde Ginebra que debe terminarse toda diferencia entre unos y otros. Bueno, se está aplicando su receta y, cuando ya no queden ricos, a ella deberán ir los pobres a preguntarle por qué viven cada vez peor.

Fuente: http://blogdehermogenes.blogspot.com/

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