Gonzalo Rojas S.

 

Pidan lo que de verdad llevan en sus corazones: el control total e irreversible de la Historia humana, sin rendijas por las que pueda colarse una visión distinta."


 Ha quedado de manifiesto, una vez más: las izquierdas quieren que una sola visión del pasado se exprese en Chile.

A pesar de la torpeza humana que implica defender esa postura  -las inteligencias honestas se rebelan ante cualquier ruda imposición-, esa mirada de las izquierdas resulta plenamente coherente con su completa concepción del mundo.

Si el futuro tiene que ser de una sola manera, el pasado tiene que haber sido también solo de una determinada forma. No puede haber matices: es la cruda concepción de las izquierdas sobre la Historia. Si la teoría no calza con los hechos, ya lo sabemos, peor para los hechos.

Pidámosles entonces a las izquierdas que se empeñen a fondo en el despliegue de su teoría, que sean por completo coherentes.

Y ya que uno de los conflictos ha tenido lugar respecto de la prensa, desafiemos a los periodistas de izquierda para que soliciten formalmente el control completo de los medios. No más columnas de Joaquín Fermandois, de Álvaro Góngora, de Adolfo Ibáñez o de Gonzalo Rojas; no más artículos o entrevistas a Bernardino Bravo, Alejandro San Francisco o a Enrique Brahm; no más opiniones de Sergio Villalobos o de Alfredo Jocelyn-Holt; no más comentarios de libros de Historia desautorizados por la ortodoxia marxista; y bueno, obvio, por ningún motivo, una nueva presencia de los infectos insertos con los que se recuerdan ciertos documentos.

A su lado, la docencia. Que sean los profesores universitarios y secundarios militantes en todas las izquierdas los que exijan la exclusividad para su postura; que sean ellos los que persigan abierta y descaradamente al que defienda la Hispanidad, la fe católica y el Estado de Derecho como pilares de nuestra nación; que, aliados con los alumnos vociferantes e ignorantes, funen a todo el que no se incline ante los dioses de su Olimpo, a todo el que quiera ejercer la libertad de cátedra, a todo el que no quiera mentir. Fuera de la docencia los que no enseñen el materialismo histórico.

Súmese la presión de los legisladores sobre la investigación y las publicaciones históricas, sobre los textos de estudio, para que en todos el Che sea un idealista, para que en todos la URSS sea la patria de los trabajadores, para que en todos Allende sea un mártir. En este plano, por cierto, no bastará con la aprobación de la ley sobre el tema, aunque por ahora es ahí donde la coherencia de las izquierdas ya se ha manifestado de modo más nítido y ejemplar. Pero no deben detenerse en lo que esa ley pueda disponer, muchachos. Pronto llegará el momento -¡tiene que llegar!- en que deban presionar a las editoriales, cercar a las librerías, censurar las ferias. A no quedarse cortos, que no ir hasta el final es impropio de vuestra fe.

Ya está bien: que sean coherentes, que sean consecuentes, que pidan lo que de verdad llevan en sus corazones: el control total e irreversible de la Historia humana, sin dejar ventanas ni rendijas por las que pueda colarse una visión distinta, una acción libre. Apenas tiene sentido protestar por una inserción, impedirle una clase a un profesor de derecho comercial o hacer imposible la presentación de un libro. Eso es muy poca cosa para ustedes, héroes de la Historia. Vayan a fondo, no dejen para mañana…

Pero, ¿qué pasa? ¿Les falta coraje? ¿Hay razones tácticas para ir más lento, más gradualmente? ¿O les pesa mucho intuir que justamente por esa vía se construye un proyecto totalitario, un proyecto que los terminará devorando a ustedes mismos, como ya les pasó a las izquierdas chilenas de hace medio siglo?

18 de septiembre de 1810, Primera Junta de Gobierno. ¿O tendría que haber escrito Primera reunión de la oligarquía terrateniente con vistas a la dominación y la explotación?

Fuente: https://www.elmercurio.com/blogs/2019/09/18/72572/Hacia-el-totalitarismo.aspx

 

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