Gonzalo Rojas S.
Pedir la reunificación de sus fuerzas en primera vuelta es animar a parte importante de sus adherentes a que se queden en su casa.
¿Con cuántas candidaturas llegarán las izquierdas a la primera vuelta de noviembre? Seguramente, al menos con tres. Y entre ellas, casi sin matices, se dará la confrontación por obtener los votos para el socialismo.
Que las diversas izquierdas se peleen entre ellas por el socialismo duro y puro, no es ninguna novedad: eso es lo que saben hacer, lo único que saben hacer, aunque después, al practicarlo, se demuestra una y otra vez que... con el socialismo, nada bueno se puede hacer.
Es en la otra vereda, en la de Sebastián Sichel y de José Antonio Kast, donde los matices programáticos debieran mostrar diferencias marcadas entre los candidatos. Por supuesto, esto dependerá de cuánto estén dispuestos ambos postulantes a destacar la importancia de sus soluciones concretas para los temas conflictivos: si solo desarrollaran una campaña centrada en sus imágenes personales —Sichel, “yo soy la moderación”; Kast, “yo soy la coherencia”— se perdería la oportunidad de que sus adherentes eligieran un gobierno, en vez de votar solo por una persona.
Pero si esas diferencias programáticas llegan a jugar un papel importante, van a tener todo que ver con cuestiones que, articuladas entre sí, van a expresar —permítaseme esta simplificación— o el centrismo liberal de Sichel o el derechismo conservador de Kast.
Esto es lo primero que corresponde que sus electores tengan claro: que son dos candidatos con miradas y proyectos significativamente diferentes y que, por eso, pedir la reunificación de sus fuerzas en primera vuelta es animar a parte importante de sus adherentes a que ese día se queden en su casa.
Sichel y Kast van a diferir sobre las relaciones entre sociedad y Estado, o sea, sobre el modo de aplicar el decisivo principio de subsidiariedad en la vida diaria. Y que nadie piense que esta es meramente una cuestión teórica, prurito de especialistas en derecho constitucional. No. Si algún día la mayoría izquierdista en la Convención decide que sería bueno trabajar redactando una Constitución, veremos cómo su objetivo central será terminar con todos los ámbitos de despliegue de la iniciativa privada, imponiendo “el otro modelo”. En eso, los socialismos —ya lo decíamos— no matizarán.
Pero Sichel y Kast sí presentarán diferencias en este tema.
Educación, pensiones, salud, concesiones de obras públicas, pymes: en el modo en que se regule la prioridad de la iniciativa particular en estas materias y en la forma en que se establezca la intervención estatal cuando deba ser subsidiariamente activo, ahí Kast y Sichel no solo se mostrarán ambos muy distantes del socialismo de las izquierdas, sino que, además, deberán manifestar los distintos y legítimos énfasis que cada uno tiene sobre esta decisiva cuestión.
Súmense a lo anterior otros dos temas de extrema sensibilidad, en los que con seguridad también diferirán.
Por una parte, todas las materias relativas a vida, matrimonio y familia, cuestiones en que la diversidad de posturas ya no será cuestión de matices, sino que se expresará en abismos insalvables de decisiva importancia para el bien de las personas y de la sociedad.
Y, por otra, la cuestión del control del orden público y, en particular, del terrorismo en La Araucanía. Uno y otro candidato seguramente van a marcar posiciones diferentes sobre la materia, apelando así al voto que sigue creyendo que el problema de la macrozona es fundamentalmente histórico-cultural (Sichel), versus quienes lo estiman hoy una cuestión básicamente político-policial (Kast).
Ya se sabe qué significa votar por las izquierdas. Qué importante es que Sichel y Kast aclaren muy bien qué implica votar por uno u otro de ellos.
Fuente: https://www.elmercurio.com/blogs/2021/07/28/90278/kast-y-sichel-proyectos-distintos.aspx
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