Gonzalo Rojas S.
Todas las expresiones son rotundas y meditadas. Jamás los comunistas cometen errores en su semántica.
Durante la UP, nunca tuvimos una política respecto de las Fuerzas Armadas”: esta es la frecuente autocrítica que se lee en las obras publicadas sobre aquellos años por socialistas, comunistas y miristas.
Las cosas han cambiado, es evidente.
Y la iniciativa al respecto la lleva, principalmente, el Partido Comunista, que desde hace meses, oficial y oficiosamente, marca posiciones de extrema dureza contra los institutos armados. Fue en su XXVI Congreso, de diciembre pasado, que el PC concluyó que “Chile necesita una nueva doctrina militar, fuerzas armadas que no sirvan al poder represor en contra del Pueblo; que no intervengan en definitiva como poder que reprime y castiga”.
En consonancia con esa posición oficial, las declaraciones de sus personeros se han multiplicado: el alcalde Jadue calificó de “antidemocrático y deliberante” al comunicado del Ejército sobre el monumento al general Baquedano, sosteniendo que las palabras militares estarían referidas a un “enemigo interno que llevó a esa institución a cometer los peores crímenes de nuestra historia”. Antes, el exdiputado Gutiérrez había tenido expresiones aún más duras para la Marina, refiriéndose a esos “genocidas que se llaman Armada chilena, que de chilena no tiene nada... esos son de verdad unos antipatriotas, nos han vendido miserablemente a lo largo de la historia siempre y han matado al pueblo a punta de cañonazos”, y calificó a la Armada como “una asociación ilícita terrorista que en algún momento habría que disolverlos porque de verdad, yo creo que esta Armada ha matado más chilenos y chilenas que en las guerras que les ha tocado enfrentar”.
Poco después, se sumó la diputada Hertz, afirmando que “es absolutamente improcedente y creo que es intolerable para el sistema democrático que el Ejército emita un comunicado contra un medio de comunicación, que además las otras dos ramas de las Fuerzas Armadas se sumen”. Y ahora, Jadue de nuevo: “Creo que todo Chile está esperando que los partidos y el Ejército se comprometan a nunca más ponerse a disposición de un gobierno extranjero para poder derrocar a su propio gobierno, porque eso es alta traición, es traición a la patria”, afirmó. Y agregó: “Tenemos un Ejército que ha participado en muchas más masacres que guerras para defender al país. Más que defender la soberanía nacional, ha defendido un modelo socioeconómico de una clase dentro del país”. Gutiérrez reforzado.
Por supuesto, el programa presidencial del alcalde comunista se hace cargo del tema, afirmando que “un nuevo modelo de desarrollo demanda unas FF.AA. profesionales, modernas, no deliberantes, subordinadas, jerárquicas y disciplinadas al alcance de todas y todos, con una conducción política que no deja dudas y un control potente por parte de todos los poderes del Estado”. Eso se concretará, dice el programa, en el “fortalecimiento de las relaciones civiles-militares, mediante los mecanismos de participación de la sociedad civil en la Defensa”. La diputada Hertz también se había referido a la materia: “Las Fuerzas Armadas han tenido, y siguen teniendo, importantes espacios de autonomía corporativa que son absolutamente improcedentes e intolerables”.
Todas las expresiones anteriores son rotundas y meditadas. Jamás los comunistas cometen errores en su semántica.
Una vez más, su mensaje es claro y tiene dos propósitos perfectamente articulados entre sí.
En primer lugar, fijar definitivamente un pasado falso, construyendo una supuesta historia de crímenes armados. Y, en segundo lugar, y como consecuencia, inhibir e inhabilitar todo compromiso patriótico de las Fuerzas Armadas con el destino nacional.
Gravísimo.
Fuente: https://www.elmercurio.com/blogs/2021/06/16/89095/programa-comunista-para-las-ffaa.aspx
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