Gonzalo Ibáñez Santamaría
Lo que hasta ahora era una suposición se ha convertido en certeza: son los pobres los que está pagando la cuenta de la farra ideológica en la que se encuentra sumido el país. 140.000 empleos se han perdido desde que comenzó "el proceso" y son muchos más los que caerán en los meses venideros, especialmente a partir de marzo.
Sin duda, el detonante de la incertidumbre y, por lo tanto, de que se detengan las inversiones y las nuevas obras, lo constituye esta decisión completamente insensata de echar abajo la constitución que nos rige para reemplazarla por otra de cuyo contenido nada se sabe: es una hoja en blanco.
Es apabullante apreciar cómo un país cuyo crecimiento ha sido sostenido durante los últimos cuarenta y cinco años y que es cabeza de nuestro continente, puede paralizarse de la noche a la mañana y entrar en una situación de crisis y de incertidumbre por una decisión incomprensible y, repito, insensata. Echar abajo la constitución que ha sido la base de ese éxito, sin saber con qué se la va a reemplazar. Es el precio que el país y sus habitantes más pobres pagan por la farra ideológica que esta decisión ha provocado. Creemos que cambiando de constitución todos los problemas se resolverán por arte de magia. ¿Será mucho pedirle al gobierno que cumpla con su tarea y oriente el esfuerzo común al progreso, como ha sido hasta ahora, en vez de dilapidarse en el colmo de la insensatez? Lo que es seguro es que quienes habitamos el país debemos desde luego tomar las providencias para evitar que el mal sea peor. Por eso, el primer paso es rechazar en abril próximo aún la idea de remplazar la constitución. Es lo que, desde luego, nos impera la opción preferencial por los pobres.
https://digital.elmercurio.com/2019/12/27/A
Fuente: https://www.facebook.com/gonzaloibanezsm/
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