28 de diciembre 
Gonzalo Ibáñez Santamaría
El presidente Boric y la ministra de la mujer, Antonia Orellana anunciaron la postergación del envío del proyecto de ley que autoriza el aborto libre, pero también anunciaron que de todas maneras ese proyecto se presentará como una demostración de apoyo a “los derechos de las mujeres”. Lo hicieron de cara a las declaraciones del Cardenal Chomali que consideraba un gran regalo esa postergación.
Es decir, nuevamente nos encontramos con el intento de repetir, ahora en Chile, aquella matanza de inocentes ordenada por Herodes para que, entre ellos, cayera Jesús recién nacido del cual temía le pudiera quitar el trono. Matanza que hoy conmemoramos y que, si esta ley se aprueba, la veremos en acción en Chile. El niño que se desarrolla en el vientre de su madre o de una mujer que presta, para esos efectos, su vientre, es tan ser humano como cualquiera de los que ya hemos nacido. Si no, nuestra propia humanidad quedaría sin explicación. Razón por la cual el acto de ultimarlo constituye sin duda un crimen, tanto más abominable cuanto la víctima es enteramente inocente e indefensa.
Se intenta justificarlo aduciendo que, si bien esa criatura es humana, sin embargo, no sería persona, por lo cual carecería de los derechos que son propios de estas, en primer lugar, el derecho a la vida. La monstruosidad de esa argumentación queda palmariamente demostrada cuando se aprecia cómo en la historia los peores crímenes se cometieron negando a seres humanos su condición de personas como sucedió con los judíos en la Alemania nazi.
Por cierto, una madre puede enfrentar dificultades que para ella son insuperables durante el período en que está embarazada. Es el momento en que toda la comunidad debe concentrarse en apoyarla para que supere esas dificultades y pueda dar a luz en la certeza de que ese es precisamente el mayor bien para la comunidad. En Chile, tanto más importante cuanto que la natalidad ha descendido a niveles dramáticos.
Fuente: https://web.facebook.com/gonzaloibanezsm
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