Gonzalo Ibáñez Santamaría
En reciente artículo en un medio nacional, Arturo Squella, presidente del partido Republicano, califica así a los partidos del conglomerado de Chile Vamos, porque de alguna manera se estarían apartando de los principios propios de una auténtica “derecha” en materia de reforma previsional. Estarían aceptando que no todo el dinero de las cotizaciones vaya a cuentas personales de cada cotizante, sino a fondos comunes sujetos a una incierta administración estatal. Recuerda asimismo cómo esa falta de convicciones se hizo presente en la reforma al sistema electoral, en la reforma a la educación como también en reformas tributarias y laborales.
Tiene razón Squella en este calificativo. Esos partidos que se autodenominan de “derecha” han fracasado una y otra vez a la hora de defender sus principios. Pero, no menciona la principal de esas defecciones, que lo es tal hasta el punto de constituir una auténtica traición. Es la que se refiere a la defensa de los principios de la intervención militar de 1973. Hoy, ya se ha hecho lugar común el de calificar esa intervención como una asonada de la ambición de los mandos militares de la época y como “brutal dictadura” al régimen que lo siguió. Se ha olvidado así, cómo esa intervención puso término a la intentona de instalar entre nosotros una dictadura marxista, intentona que arruinó al país y lo puso al borde la guerra civil. Sin la intervención militar, Chile hubiera dejado de ser Chile. Así de simple.
Los partidos de derecha surgieron al alero del gobierno militar con la misión de defender y prolongar el legado de este. Sin embargo, a poco andar, dejaron de lado esta misión y se plegaron a la versión de la historia de esos años elaborada precisamente por quienes provocaron las condiciones que hicieron imperioso el paso militar.
Hoy, después de 50 años de ese paso, Chile se encuentra nuevamente en la situación en la que se encontraba antes. Hemos regresado al día 10 de septiembre de 1973. Hoy la dictadura que se cierne sobre el país no es la del “proletariado” pero sí la de la delincuencia, pero se parecen harto la una y la otra. El país yace en el suelo arruinado por una mala política de la cual los partidos de derecha son los principales responsables, porque ellos le abrieron la puerta a los demagogos que hoy se encuentran en el poder.
El partido Republicano debe tomar nota de esta traición, debe denunciarla y mantenerse alejado de ella. ¿Será capaz de hacerlo?
Fuente: https://www.facebook.com/gonzaloibanezsm
.