Gonzalo Ibáñez Santamaría
Desde el mismo gobierno y desde muchas municipalidades manejadas por alcaldes pro gobierno (Maipú) se ha hecho un llamado a los militares para que tomen a su cargo responsabilidades mayores en la defensa de la seguridad pública interior del país.
Claramente, la fuerzas policiales se han visto sobrepasadas por el accionar de una delincuencia cada vez más potente y audaz que pone a prueba la estabilidad del mismo gobierno La situación ha llegado a un extremo tal que el gobierno, sin duda atemorizado por una eventual movilización ciudadana contra su propia inoperancia, ha decidido llamar a los militares para que tomen parte muy activa en la defensa de esa seguridad.
Todos sabemos que eso es muy peligroso, porque la preparación que reciben los militares es muy distinta a la que reciben los policías. Los militares están entrenados no para conversar con el enemigo sino para repelerlo a balazos. Emplear esa preparación en las calles del país implica el riesgo de muchas muertes. Es, por lo demás, lo que sucedió en 1973: la intervención militar no fue gratis. Ahora, sin embargo, la realidad se impone. Quienes más han criticado la intervención militar de aquel año, son ahora quienes la piden. Desgraciadamente, esta intervención es muy necesaria, pero antes de concretarla es un deber de justicia para tantos condenados por lo que se denominó, en aquella oportunidad anterior, un "abuso de la fuerza", que sean puestos en libertad y que se reconozca que, en las circunstancias en que actuaron, el uso de las armas se imponía.
De lo contrario, se quita fuerza a los militares de hoy que no podrán actuar como tales por temor a las posteriores represalias y ello, en perjuicio de todo el país. El gobierno tiene la palabra.
Fuente: https://web.facebook.com/gonzaloibanezsm
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