Gonzalo Ibáñez Santamaría


Con el título de “Camino de Inhumanidad”, El Mercurio publica hoy domingo mi respuesta de defensa de la vida de los seres humanos que están por nacer a los dichos de mi contradictor, Lucas Sierra, favorables a disponer libremente de esa vida. Pero, la defensa de la vida que intento hacer en estas líneas es camino de humanidad. Por así las titulo hoy. Comparto la carta:

Señor Director:

"Para Lucas Sierra, en la disposición “la ley protege la vida de ‘quien’ está por nacer”, el término “quien” significaría que el que está por nacer es “persona”. Lo cual le parece inaceptable, porque ello implicaría que matarlo sería un homicidio, cuando, en cambio, sin esa condición, ese acto sería legalmente inocuo.

Sierra nos dice que la humanidad “es un hecho natural, biológico. Ser persona, en cambio, es un estatuto jurídico, una convención”. Es decir, que los atributos del ser persona, que denominamos “derechos humanos”, no serían inherentes a la condición humana, sino que entrarían a tener vigencia sólo una vez que a esos seres humanos se les conceda la categoría de “personas”. Y ¿Quiénes conceden esa categoría? Algunos seres humanos que se han dotado a sí mismos de esa condición y que, después, por la vía de una convención, se la otorgan a otros seres humanos. Por cierto, de esa convención son excluidos precisamente aquellos seres humanos a los que se les va a negar la condición de personas como, en este caso, quienes están por nacer.

A esto es a lo que yo he llamado una inhumanidad. No es la única, por cierto, pero la historia no oculta lo que ha sucedido cuando los atributos de la personalidad no se reconocen como inherentes a la condición humana, sino que provienen de la concesión graciosa de unos para otros. La negativa a reconocer como personas a toda una categoría de seres humanos, como son los que aún están en el seno de sus madres, siendo ya una expresión de extrema crueldad, lo es todavía más cuando se advierte como ella abre la puerta para extender esa negativa a otros grupos de seres humanos. Total, es una cuestión de “convención”.

Para la sociedad, el nacimiento de los hijos es una cuestión crucial de la cual depende enteramente su futuro. En cada aborto, ella también muere. Por eso, la maternidad debe ser reconocida como uno de los factores más importantes para el futuro de la sociedad y debe recibir de parte de ésta todo el apoyo que la madre necesite para dar término feliz a su embarazo.

Gonzalo Ibáñez S.M.

(El Mercurio, 15/10/2023 p. A 2 https://digital.elmercurio.com/mobile)

Fuente: https://web.facebook.com/gonzaloibanezsm

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