Gonzalo Ibáñez Santamaría


Hace unos días, de visita en la zona norte del país, el presidente Boric señaló que, para nada, la suerte de su gobierno depende del resultado del plebiscito. Nos pareció una manera de ponerse el parche antes de la herida de una derrota en este plebiscito, es decir, de un triunfo de la opción Rechazo.

Después, en una reunión con parlamentarios del partido Socialista en el palacio del Cerro Castillo en Viña del Mar, habría asegurado que la opción Apruebo iba a arrasar. Es lo que informan quienes asistieron a la reunión. Ahora, también en medio de una visita a la zona norte del país, señaló que había que estar preparado para un triunfo del Rechazo, de modo que, en ese evento, pudiera elegirse otra Convención Constituyente y así continuar la tarea hasta contar con una constitución que concite un amplio apoyo en el país.

Está claro entonces que el fantasma de un triunfo del Rechazo ya se instaló en la mente de Boric y él trata ahora de prevenir las duras consecuencias que ese resultado tendría para su gobierno. Prácticamente, lo dejaría sin piso para seguir gobernando.

En lo que no se puede insistir es en entrar a un proceso de una convención constituyente detrás de la otra, hasta llegar a una constitución consensuada. Este año, con la convención elegida para estos efectos, el país agotó su paciencia. No podemos seguir discutiendo eternamente acerca de este tema. Como dispone el actual texto constitucional que instaló la convención constituyente, de no aprobarse el proyecto que ella proponga, sigue vigente entonces la actual constitución. Y, punto final.

Por lo demás, esta constitución ha dado base durante cuarenta años al progreso del país, a la paz y a la seguridad. Y durante este tiempo, los chilenos hemos gozado de amplias libertades para desarrollar nuestros proyectos de vida tanto como nuestras iniciativas en todos los campos de importancia social: economía, arte, cultura, educación, familia, etc.

La derrota del Apruebo pone sobre la mesa una evidencia total: el experimento constitucional fue un fracaso y no hay que insistir en él. En adelante, vivamos en paz, sujetos al Estado de Derecho y consagrémonos a combatir la delincuencia y el terrorismo, sobre todo el de la zona de la Araucanía. Terminemos con la demagogia que quiere destruir la unidad nacional y embarcar al país en una aventura insensata tanto como lo fue la del gobierno marxista 1970-1973.

 Fuente: https://www.facebook.com/gonzaloibanezsm

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