Gonzalo Ibáñez Santamaría
Enfrentado a la necesidad de manifestarse de cara al proceso plebiscitario del próximo mes de septiembre Ricardo Lagos, en vez de optar por alguna de las dos opciones, rechazo o apruebo, entonó la vieja canción “No soy de aquí, no soy de allá” y así concluyó que “las dos alternativas en juego están lejos de convocar a la gran mayoría ciudadana”. Y que, por lo tanto, hemos de estar preparados para continuar el debate . . . hasta que nos pongamos de acuerdo.
Digámoslo claramente: el actual proyecto es malo no porque no logra concitar un apoyo mayoritario, sino por el nefasto contenido de sus disposiciones. Es cierto que el apoyo mayoritario es importante, pero primeramente lo es disponer de un contenido razonable que exprese lo que es propio de nuestra realidad chilena y de la ciencia jurídico-constitucional y no de una ideología trasnochada y fracasada como es el socialismo en todas sus versiones. Y esta es la que nos quiere imponer el proyecto de la convención constitucional. A Chile, sin embargo, algo le queda de la experiencia que significó el peligro comunista de hace 50 años, y que parece hacerse presente ahora frente al riesgo que significa este proyecto.
El Rechazo es, de lejos, la mejor alternativa para continuar el debate constitucional. Desde luego, restituirá en su plena vigencia la constitución 1980/2005 que nos rige y bajo la cual el país se ha desarrollado como nunca en su historia. Su vigencia nos dará tiempo para pensar otras salidas sin llevar al país a una situación de shock como sería el caso en que triunfe el Apruebo.
Ricardo Lagos lo sabe demás. El hizo su gobierno sobre la base tanto de esa constitución como del modelo de desarrollo implementado por el gobierno militar. Pero, según su estilo de carácter, ahora quiere quedar bien “con Dios y con el diablo” y, por eso, no se la juega explícitamente por esos dos pilares, sino que los deja entregados al “consenso”. Ricardo Lagos se demuestra así como el tipo de político que está en la base de la crisis que vive el país: “no soy de aquí, no soy de allá”. En lo cual ha sido imitado por muchos políticos de la denominada derecha, hijos del gobierno militar, que no demoraron en darle la espalda y han querido vivir después siempre flotando entre dos aguas.
El resultado lo está pagando Chile. Tanta indefinición, al final, terminó por entregarle el poder a los únicos que parecían definidos: el nuevo socialismo y comunismo representados tanto por eso que se denomina el Frente Amplio como por el mismo partido comunista. Ciertamente hemos de estar preparados para después del resultado del 4 de septiembre. Y aunque ese resultado sea Rechazo -hasta el momento, lo más probable- no podremos bajar la guardia mientras el país no haya recuperado el camino de desarrollo por el que venía durante los cuarenta años anteriores. Nosotros somos de este lado, no del de allá.
Fuente: https://www.facebook.com/gonzaloibanezsm
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