Trabajo Para La Memoria
Gonzalo Ibáñez Santamaría
Hace 53 años, el día 20 de agosto de 1968, la Unión Soviética procedió a invadir Checoslovaquia con el fin de matar el intento liberador en que ese país estaba empeñado a partir del mes de febrero del mismo año. El pueblo checoslovaco, agotado por el peso de un socialismo y un comunismo ineficaces, hastiado de la constante represión y la subordinación a la Unión Soviética impulsó este proceso conocido como la Primavera de Praga. Su dirección fue asumida por el mismo presidente de la época, Alexander Dubcek. Sin embargo, la Unión Soviética no estaba dispuesta a que uno de sus satélites la abandonara, temerosa de que el ejemplo se contagiara. Por eso, como había hecho algunos años antes en Hungría o en Alemania Oriental, ordenó invadir el país, deponer al gobierno y volver las cosas a la "normalidad" totalitaria. Fue la doctrina elaborada por el primer ministro ruso de la época Leonidas Brezhnev, en virtud de la cual la Unión Soviética y sus aliados podían emplear la fuerza allá donde el socialismo estuviera amenazado. El Partido Comunista chileno y, en general todas las fuerzas marxistas locales, respaldaron la invasión y el aplastamiento del pueblo checoslovaco.
Pero, el comunismo quedó gravemente herido. Esta primavera fue el inicio de un proceso de resistencia que habría de culminar 20 años después, en 1989, con la caída del Muro de Berlín. El sacrificio del pueblo checoslovaco no fue en vano.
Hoy los recordamos cuando nuestro país se ve enfrentado al peligro de caer bajo el dominio comunista.
Fuente: https://www.facebook.com/gonzaloibanezsm
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