Gonzalo Ibáñez Santamaría


Una de las sorpresas de la política chilena es la que muestra al candidato comunista Daniel Jadue como el mejor posicionado en el bloque de oposición (D.C, P.S., PPD, P.R, Frente Amplio y P.C.). Y, además, que disputa seriamente el primer lugar en las encuestas enfrentando a los candidatos del oficialismo. ¿Qué ha sucedido en Chile para que un partido que hace muy pocos años era minúsculo y casi carente de representación parlamentaria, sea ahora quien, de hecho, encabeza la oposición? ¿Qué pasó con los partidos más tradicionales como el PPD, el PS, el PR y la misma Democracia Cristiana para que hayan cedido tanto liderazgo?

La respuesta la da el secretario del PC, el diputado Guillermo Tellier, en reciente entrevista. Él explica esta situación haciendo referencia al doble standard de esos otros partidos: por una parte, durante los años en que fueron gobierno como Concertación, aplicaron el modelo económico heredado del gobierno militar sin ninguna duda y, al contrario, con mucho entusiasmo. Pero, como no podían alabarlo en razón de su origen, lo dejaron entregado al ataque de las fuerzas más extremas, como la comunista. Algo similar sucedió con las fuerzas del oficialismo, R.N. y UDI especialmente. Estas se constituyeron para defender y proyectar el legado del gobierno militar, en especial, este modelo que tanto éxito le procuró al país. Pero, a poco andar, defeccionaron y se sumaron a las fuerzas que criticaban a ese gobierno.

Por eso, todos estos incurrieron en una grave contradicción: por un lado abominaban del gobierno militar y, por otro, ensayaban servirse del legado de este, pero sin reconocerlo. A pesar de su exitosa aplicación, este modelo fue así objeto de un ataque detrás de otro sin que, para defenderlo, hubiera nadie de las fuerzas políticas que lo habían empleado.

El estallido del 18 de octubre fue la demostración de cuánto había calado el ataque contra aquello sobre lo cual el país había fundado su crecimiento. En ese momento los líderes de esa izquierda tradicional quisieron aparecer como habiendo estado detrás del estallido. Pero, ¿quién le iba a creer a Ricardo Lagos, a José Miguel Insulza, a Francisco Vidal y a tantos otros que muy pocos años atrás fundaron su éxito en aplicar sin vacilar el modelo que ahora, para no quedarse atrás, entraban a condenar?

Es de esa contradicción de la cual se aprovecha ahora el partido comunista. Al final, la conclusión está a la vista: todas esas otras fuerzas políticas trabajaron para los comunistas. Y también lo hicieron las fuerzas del actual oficialismo que han permanecido por años indiferentes a los ataques que el modelo heredado del gobierno militar ha recibido sin cesar. Actuando así, no han hecho sino colaborar también para abrir las puertas del país al extremismo comunista y violentista. En eso estamos como país.

Fuente: https://www.facebook.com/gonzaloibanezsm

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