En el Día de la Mujer
Gonzalo Ibáñez Santamaría
Abogado y Doctor en Derecho
Durante el siglo XX, hasta la caída del Muro de Berlín y la desintegración del mundo comunista en 1990, el día primero de mayo era presentado como la gran fiesta de la confrontación social en la que, frente a frente, se encontraban los propietarios por una parte y los proletarios, por la otra. Ese día se anunciaba el fin del mundo burgués y el advenimiento de la dictadura del proletariado y se empujaba al mundo obrero, campesino y proletario a avanzar en la lucha y llegar a la confrontación final. Esa receta le funcionó al partido comunista y fue así como se hizo del dominio de cerca de la mitad del mundo. Pero ¡oh decepción! A poco andar pudo advertirse cómo su famosa dictadura del proletariado se convertía en dictadura “contra” el proletariado con las terribles consecuencias que todos conocemos y que quedaron a la vista cuando cayó el Muro de Berlín.
Hoy, 8 de marzo, el mundo celebra “El Día de la Mujer”. Por cierto, hay mucho que celebrar a la Mujer y el homenaje que se le rinde al dedicarle este día es, por decir lo menos, muy merecido. Todos los varones podemos dar fe de ello y yo, el primero. Pero, por lo mismo no puedo dejar de advertir como este día de Homenaje a la Mujer se está convirtiendo en el día de la Explotación de la Mujer para utilizarla como ariete de lucha política. Al igual que al proletario de antaño, hoy se ensalza en ella todo lo que sea confrontación de manera de empujarla a demoler el orden político de una nación hasta dejar a este convertida en presa fácil para las fuerzas subversivas del momento, sucesoras del viejo partido comunista.
Ser feminista hoy día va camino de ser algo muy distinto a ser defensora de la verdadera femineidad. Basta apreciar cómo se bestializa el uso de la sexualidad y se impulsa a las mujeres a convertirse en despiadadas asesinas de aquella vida que, pasando por sobre tantas barreras, pudo anidarse en su seno. En este escenario, no parece lejano que la mujer que intente, a pesar de todo, conservar su dignidad femenina y se niegue a ser instrumentalizada en nombre de este falso feminismo, pase a ser tratada de “lacaya del machismo” al modo como antaño al proletario que no se doblegaba a las consignas del comunismo era tratado como “lacayo del imperialismo”. Y que la mujer que quiera seguir siendo auténticamente femenina y no acepte encasillarse en alguno de los estereotipos de la ideología del feminismo comience a ser acusada de “traidora a su género” así como en su momento el proletario que optaba por su independencia era acusado de traidor a su clase.
Por cierto, es amplio el campo donde la dignidad de la mujer aún puede y debe ser reconocida, protegida y estimulada. Pero no al modo como va predominando en este día. Así como van las cosas, no podrá evitarse que entre el antiguo 1° de mayo y este nuevo 8 de marzo se vean tantas similitudes que uno no pueda evitar preguntarse si en definitiva no son más que la misma jeringa, pero con distinto bitoque.
Fuente: https://www.facebook.com/gonzaloibanezsm
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