Gonzalo Ibáñez Santamaría


El día lunes recién pasado el diario La Segunda recogió de manera muy destacada la homilía que el sacerdote Enrique Opaso pronunció en su Misa del día anterior, el domingo 31 de enero. En ella comentó dos proyectos de ley que se encuentran en el congreso y cuya finalidad es hacer legal dos crímenes: el aborto libre hasta las catorce semanas de embarazo y la eutanasia en el caso de ancianos o de enfermos que podrían considerarse terminales. Y que, por legales, el ejecutarlos pasa a ser obligatorio para el personal sanitario del país y para los centros donde ellos trabajan. De todas maneras, en los centros que dependen directamente del ministerio de salud o que de él reciben financiamiento.

El padre Opaso, sin ninguna vacilación llamó las cosas por su nombre, crímenes simplemente abominables. En especial, se detuvo a considerar las declaraciones de la diputada Maité Orsini, patrocinadora del proyecto sobre el aborto. Ella, para que no se dijera que estaban legalizando el acto de matar niños o guaguas, dictaminó que para referirse al ser humano que se desarrolla en el vientre materno deben usarse, con exclusión de otros, los nombres de cigoto, embrión o feto. El padre Opaso señaló que era absurdo obligar a las madres a referirse al ser que llevan en su seno como cigoto y no como niño o guagua: “Hay un genio deslumbrante que ha pedido que no se use el término niño sino que se diga cigoto . . . ¿se dan cuenta de la estupidez y de la brutalidad de estas palabras?”.

Ayer, por el mismo medio, la diputada Orsini reaccionó en forma airada, pero no respaldando sus palabras, sino desviando la atención: “Poca esperanza debe tener Opaso que el proyecto (del aborto) se revierta” y a eso agrega una serie de ataques a la Iglesia que, incluso, pueden ser ciertos como el de los casos sacerdotales involucrados en actos de pederastia, pero que en nada afectan el fondo de lo que señala Opaso. A la señora Orsini lo que se le pide es que dé razones de sus dichos, es decir, que el cambio en los nombres responde a que, para ella, el ser que se desarrolla en el vientre materno y aquel que es después del nacimiento no son el mismo ser. ¿Es así o no diputada Orsini?

La diputada elude la respuesta, lo que no es de extrañar, pues sabe como cualquier persona, y más si es mujer, que el ser que nace es el mismo que se gestó en la concepción y se desarrolló después durante nueve meses en el vientre de su madre. Calificar entonces de estupidez y de brutalidad la opinión que niega esa realidad es lo menos que se puede hacer y, por lo mismo, no podemos sino concluir que esta diputada, al hacer suya esta opinión, ha decidido bloquear su inteligencia para dar paso a la ideología, para engañarse a sí misma y para cometer un crimen negando la realidad más evidente.

Por eso mismo, no podemos sino concluir también que la mentalidad que la domina es claramente criminal, pues lleva su capacidad de hacer el mal hasta el punto de sacrificar, a sabiendas, la vida humana más inocente y más indefensa.

Fuente: https://www.facebook.com/gonzaloibanezsm

.