Gonzalo Ibáñez Santamaría
Joaquín Lavín va a pasar a la historia política del país como, tal vez, uno de los ejemplares mejor dotados para la metamorfosis ideológica. Él inició su carrera durante el gobierno militar como uno de los panegiristas más consagrados al culto del General Pinochet. Con esa imagen accedió a la alcaldía de la Municipalidad de Las Condes y se ubicó como un futuro presidenciable del país. Militante UDI, logró serlo el año 2.000 con el resultado de que casi triunfó sobre Ricardo Lagos. Pero, ya iniciaba una zigzageante trayectoria. En vez de defender una determinada concepción de la política, comenzó a vender la idea de que podía gobernar sin ninguna concepción, ocupado sólo de los problemas “reales” de la gente. Y fue así como, de a poco, fue tomando distancia de su origen en el gobierno militar hasta que, a no mucho andar, terminó abjurando de la lealtad que le debía y cavando un foso para separarse de él. Pero, no fue sólo del gobierno militar propiamente tal sino, asimismo, de la legitimidad del pronunciamiento del 11 de septiembre de 1973. Con ello, contribuyó con un primer paso a restaurar la legitimidad de la opción que significaba el régimen marxista de entonces.
Después, su carrera política ha estado marcado por el signo del oportunismo con tal de no ceder en la carrera por el poder. Fue así, como un día, la ciudadanía se vio sorprendida con su declaración de que él ya no era el mismo de antes pues se había convertido en “bacheletista aliancista”. O sea, él estaba tanto a un lado como al otro del escenario político del país. ¿Cómo iba a ser posible compaginar ese intríngulis? No era tema que le preocupara. No hace mucho declaró que él, de ahora en adelante, se convertía en “social demócrata” y ahora resulta que está dedicado a ofrecer a la “centro derecha” de la que él se declara militante, un proyecto “distinto”. ¿Cómo y cuál va a ser éste? La verdad es que no nos ofrece ninguna pista para reconocerlo.
Es cierto que con esta trayectoria ha concitado un apoyo ciudadano en la medida que vende la ilusión de que por medio de las transacciones se podrá arribar a buen término con el país. Son todavía muchos los chilenos que creen que con las aspirinas que ofrece Lavín será posible controlar el cáncer que corroe al país. Pero, los hechos han ido por otro lado. El resultado ha sido que, detrás de Lavín, como asimismo de Piñera, los sectores denominados de “derecha” han ido perdiendo toda su identidad de principios, mientras que al frente no se ha cedido en ninguno.
Por eso, la desorientación de esa derecha de cara a lo que ha sucedido a partir del 18 de octubre del año pasado. En el hecho, no ha atinado sino a ir transigiendo con los grupos revolucionarios y, de a poco, ir entregándoles el país. La responsabilidad de Lavín en este proceso, como la de Piñera, es inmensa. Dios quiera el país supere esta ensoñación antes de que sea demasiado tarde, es decir, antes de que, al despertar nosotros, una mañana, encontremos que el país ha regresado a las manos del marxismo.
Fuente: https://www.facebook.com/gonzaloibanezsm/
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