Gonzalo Ibáñez Santamaría


Es la pregunta que brota al observar la posición de aquello que se llama gobierno de cara a un acto de tanta trascendencia como es el plebiscito convocado para el próximo 25 de octubre. Al gobierno lo elegimos para que nos conduzca a través de las distintas circunstancias de la vida, pero en una encrucijada tan vital para el país como es esta que se avecina, el gobierno no sólo no tiene opinión, sino que en su seno puede haber -y, de hecho, hay- opiniones contradictorias. Hay ministros que se inclinan por el apruebo y, otros, por el rechazo.

Ciertamente, ya fue una claudicación de la potestad de gobierno el haber cedido a las presiones y llamar a este plebiscito. Al gobierno le correspondía respetar y hacer respetar la constitución vigente de modo de proceder a los cambios de ella de acuerdo a sus propias reglas. Que, por lo demás, ya han sido empleadas más de 150 veces. No había, entonces, ninguna necesidad de llamar a este plebiscito ni menos la de entregar el futuro del país a un experimento electoral que puede terminar conduciéndonos a un franco desastre. Sólo había debilidad frente a las presiones ejercidas por grupos extremistas para apoderarse del país. La concesión que les hizo el gobierno fue, sin duda, un triunfo para sus pretensiones.

El silencio del presidente Piñera es significativo. Él parece no tener opinión acerca de lo que se nos viene encima ¿Para qué es presidente entonces? ¿Es que Chile está sin gobierno? Lo cual es tanto más grave cuanto que los problemas reales que enfrentamos, derivados de la pandemia, son enormes. ¿Cómo podemos distraernos en esta guerrilla constitucional cuando millones de nuestros compatriotas han perdido su empleo y cuándo el riesgo de un rebrote del corona virus es enorme?

Son hechos que demuestran cómo Chile ha perdido su rumbo y navega a merced del oleaje y de un oleaje para nada tranquilizador. ¿Dónde está el timonel?

Fuente: https://www.facebook.com/gonzaloibanezsm/

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