Gonzalo Ibáñez Santamaría


Aun se escucha decir que sí, que el país ha tenido una exitosa política económica, pero ello durante los “últimos treinta años” es decir desde 1990. De hecho, un profesor de Valparaíso, Claudio Oliva, retrocede un poco y ubica el comienzo de esa política en la firma en 1985 del Acuerdo Nacional para la Transición a la Plena Democracia. Según él, “ahí se sentaron las primeras bases de una exitosa democratización, que daría al país décadas de un inusualmente acelerado crecimiento económico, sino también una drástica reducción de la pobreza y una moderada de la desigualdad, a la vez que una clara expansión de nuestras libertades. . .”*.

La verdad es muy distinta. El crecimiento económico y sus consecuencias en la disminución de la pobreza y la desigualdad fueron producto de la exitosa política económica iniciada y puesta en práctica por el gobierno militar -la “dictadura”- hace ya 45 años, como también que la expansión de nuestras libertades derivó en gran medida de esa misma política.

Detrás de dichos como los que comentamos se percibe esa visión maniquea de la política que ha predominado en Chile durante los últimos años y que parte de la base de que todo lo que sucedió en el gobierno militar fue malo, por haber sido gobierno militar; y que lo que sucede o sucedió en democracia es y fue bueno, porque es obra de la democracia. Y ello, aun el punto de deformar la historia como lo hace este profesor.

Por cierto, yo rechazo ese procedimiento en este evento y asimismo cuando es a la inversa, pues para un lado o para el otro, el bien y el mal de los actos y de las políticas no dependen del tipo de gobierno del cual provienen, sino de su calidad intrínseca. Dicho eso, estimo que no se puede olvidar, por ejemplo, que el principal robo institucionalizado en Chile, como fue la reforma agraria, sucedió en democracia y que por esa vía se arruinó la agricultura chilena con grave detrimento de los sectores más modestos del país; y que fue en democracia que se fraguó, desde el gobierno de entonces, toda una estrategia para reducir al país a la condición de una segunda Cuba y de lacayo de la Unión Soviética a costa de la miseria de nuestra población. Y que ha sido en democracia que se ha desarrollado toda una estrategia para destruir la familia y dejar convertidos a los niños y jóvenes en materia disponible para las peores perversiones. Y que esta política ha culminado con la permisión legal del asesinato de esos antes de que nazcan. Y que, ahora, en democracia se ha gestado toda una estrategia basada en la descalificación, la odiosidad, el vandalismo y la violencia para desestabilizar el régimen político de nuestro país con grave daño a toda la población, en especial a los más vulnerables.

Mucho daño se hace a la democracia al considerar que todo lo que sucede en ella deba ser tenido por bueno. Por esa vía, se la convierte de hecho en un conducto por el cual se pasan de contrabando las peores calamidades que el país puede sufrir. Hasta el punto de conducirnos a una situación insostenible como fue la de 1973. Esperamos que esa experiencia sirva para denunciar, prevenir y evitar todos estos actos y estrategias destinados a colocarnos de nuevo entre la espada y la pared.

*https://www.mercuriovalpo.cl/impresa/2020/07/25/full/cuerpo-principal/8/

Fuente: https://www.facebook.com/gonzaloibanezsm/

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