El Caso de la Derecha Chilena

 

 

 

 

 

 

Gonzalo Ibáñez Santamaría


La votación en la Cámara de Diputados aprobando la reforma constitucional que permitirá a los afiliados retirar de las AFP hasta el 10% de sus fondos de jubilación, fue posible porque diputados de la coalición gobernante se sumaron a ella, a pesar de que el gobierno había manifestado su firme rechazo a esa iniciativa. Rechazo detrás del cual estaban asimismo las directivas de los partidos políticos afines como la UDI, Renovación Nacional y Evópoli.

La cuestión disputada no era para nada baladí. El designio de los partidos de la oposición, encabezados esta vez por sus sectores más extremos como el partido comunista y el Frente Amplio, es el de terminar con el principio de que la responsabilidad de formar un fondo previsional para la jubilación corresponde básicamente a cada persona interesada. Con los aportes de estas, invertidos en las distintas AFP, el país logró producir un ahorro sustancial que, además de asegurar la pensión a cada uno, ha constituido la palanca del progreso del país hasta haberlo situado a la cabeza de los países del continente. Ahora, esos partidos de oposición quieren regresar al sistema antiguo en que el aporte individual iba a dominio del estado sin que este tuviera que rendir ninguna cuenta por su administración. De hecho, eran fondos que iban a parar a la caja fiscal donde se mezclaban indistintamente con otros ingresos fiscales y se usaban con fines muy distintos al previsional. El monto de las pensiones terminaba siendo fijado arbitrariamente por el mismo estado.

La presidenta de la UDI ha anunciado que pasará al tribunal supremo del partido a aquellos de sus diputados que marcaron a favor. Pero, si uno mira la historia de esos partidos, especialmente de la UDI y de RN, podrá advertir cómo la deslealtad de esos diputados tiene muchos antecedentes.

Tanto RN como la UDI en sus declaraciones de principios originales estatuyeron que se constituían para defender el legado del gobierno militar y para proyectarlo hacia el futuro. Esa fue, por lo demás, la razón de su éxito como partidos. Sin embargo, a muy poco andar, comenzó la defección hasta el punto de caer en la indiferencia respecto de ese régimen y, más aún, hasta dudar de la legitimidad del acto que le dio origen. Con lo cual, como consecuencia, el régimen marxista que fue depuesto en 1973 comenzó a aparecer como una blanca paloma al cual había que retornar.

Cuando se ha deformado así la historia y estos partidos no han hecho nada para defenderla, no pueden exigir a sus miembros que en una cuestión sin duda importante pero menor respecto a esta otra, den prueba de una lealtad de la cual ellos han carecido casi del todo. La inconsecuencia y la falta de convicciones hace ya tiempo están en el ADN de esos partidos. Lo que ha sucedido no es así sino la última expresión de una miseria política que ya viene bien de atrás.

Fuente :https://www.facebook.com/gonzaloibanezsm/

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