Gonzalo Ibáñez Santamaría
Mucho se habla del “interés superior de los niños” como objetivo de la legislación y de las políticas relativas a menores de edad; pero, lo cierto es que detrás de buenas palabras los hechos van mostrando que se esconden propósitos muy distintos. En los últimos días ha habido varios ejemplos. En un caso, el Congreso aprobó una disposición que reconoce a los niños el “derecho a participar” en manifestaciones públicas, aunque pacíficas. Obviamente ese derecho se esgrimiría contra los padres que buscan evitar a sus hijos esa concurrencia y así, sin duda, se pretende quebrar la patria potestad. Entusiasmando a esos niños a que dejen la protección paterna, se busca emplearlos como fuerzas de choque en manifestaciones de esa índole que, todos sabemos, dejan muy pronto de ser pacíficas para convertirse en extraordinariamente violentas. ¿Cuál es el interés superior de los niños?
Detrás de todas estas movidas hay, desde luego, un designio de terminar con el matrimonio y la familia de siempre y de condenar a los pocos niños que puedan nacer -que no hayan sido masacrados por el aborto- a convertirse en autómatas manejados por adultos inescrupulosos. Todo ello, por la vía de exacerbarles su libertad, por una parte y, por otra. de negarles su derecho a contar con un padre y una madre. Es el camino a una perversión sin límites.
Fuente: https://www.facebook.com/gonzaloibanezsm/
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